No señora para usted no hay”; “No va a conseguir en su talle esa camisa”, “No mamita acá no tenemos vestidos para su condición, busque un lugar para gorditas”. Esas son algunas de las respuestas que encuentran mujeres de talles grandes que deben enfrentar la odisea de comprar ropa.Pareciera ser que los talles GG, XXL, 48, o 7 según sea considerada la escala, son números prohibidos o en algunos casos inconcebibles para algunas tiendas. Es que no solo es reprochable el hecho de que no exista una Ley de Talles a nivel nacional; sino que además preocupa la mala atención por parte de los vendedores, quienes en algunos casos no disimulan en sus rostros la incomodidad de tener que atender a alguien que no se ajusta a los estándares actuales de belleza, o como vulgarmente se los denomina: “gorditos”.Si bien este tipo de actitudes se pueden explicar arguyendo a prejuicios, falta de capacitación o ignorancia tal vez; lo que no se puede tolerar, es que en nuestros tiempos persistan estas prácticas discriminatorias tan básicas y lamentables. La obesidad es una enfermedad. En la Argentina afecta a más de la mitad de los mayores de 20 años, según la Fundación Argentina de Nutrición. ¿Qué pasa con estas personas?; ¿Acaso no son considerados como sujetos de derecho?Pero la problemática de los talles grandes no termina aquí. Otra variable a considerar es la ropa para embarazadas, una de las condiciones más naturales de las mujeres.¿Qué pasa si querés vestir elegante para algún evento o fecha importante?; vas a una tienda y un vendedor te dice con un tono despectivo: “No mamita acá no vas a conseguir nada en tu condición”. Esto indigna. Me pasó a mí, le pasó a gente que conozco y así también a muchas otras personas. Duele, pero la única forma de cambiar estas prácticas es hablando al respecto, informándonos y entendiendo que no se trata de algo que se deba naturalizar. La palabra “gordo” no debe ser utilizada para calificar a una persona que no tiene derecho a satisfacer a sus antojos las necesidades más básicas, en este caso la de vestimenta. No es algo normal pensar que por tener un talle diferente al que muestran en las revistas de moda o en las campañas publicitarias de reconocidas marcas internacionales, dejo de ser digno de la aceptación y del amor propio.Este artículo no pretende justificar la obesidad o el sobrepeso dejando de lado las consecuencias negativas que provoca en nuestro cuerpo. Lo que debemos entender es que la discriminación también es una enfermedad de tipo social, y que así como la gente de talles grandes enfrenta una lucha con los kilos para ganar salud; la gente que incurre en prácticas discriminatorias -deliberadamente o no- debe necesariamente enfrentar una lucha con los prejuicios para ganar educación.Falta MisionesArgentina estuvo cerca de tener una Ley de Talles en 2013, cuando el Senado le dio media sanción al proyecto presentado por la senadora Roxana Latorre. La iniciativa, que perdió estado parlamentario en agosto pasado, buscaba “garantizar la existencia de una serie normalizada de talles correspondientes a las medidas corporales de la población” especificadas a partir del primer “estudio antropométrico” que debía actualizarse cada 10 años. Desde 2014, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) está realizando el primer estudio de este tipo en el país, para lo cual adquirió un escáner corporal 3D que está relevando las medidas corporales de hombres y mujeres de entre 12 y 65 años en diferentes regiones (ver recuadro), cuyos resultados permitirán elaborar un sistema de talles acorde con los cuerpos promedio. Las provincias que ya cuentan con una Ley de Talles son Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Santa Fe, Córdoba, San Juan, Mendoza, La Pampa, Río Negro y Santa Cruz, además de la Ciudad de Buenos Aires, pero solo en cuatro distritos -el porteño, el bonaerense, el santafesino y el rionegrino-, la normativa ya fue reglamentada. Falta Misiones que no registra avances al respecto.TestimoniosGimena A. (25) mide menos de 1,60 y que si bien dejó de subirse a una balanza hace tiempo, estima que debe superar los 80 kilos.“No me gusta comprarme ropa porque los vendedores suelen ser muy crueles cuando busco prendas específicas como pantalones o shorts”, relató. Recordó que su última experiencia en los probadores demandó una búsqueda en más de 30 tiendas en un día. “En ningún lado conseguí lo que buscaba, nadie tenía ropa que supere el talle 42, las pocas prendas que encontré que me quedaron no eran modelos juveniles, no hay opciones para los talles grandes”, precisó.Con dolor y pena, revivió una situación que le tocó enfrentar en una conocida casa de venta de ropas para gente “gordita” -como ostenta en su nombre- donde una de las vendedoras hizo una cruel descripción de la forma de su cuerpo frente a todos los clientes que se encontraban en la tienda. “Tenés la forma de una pera pero invertida, no es tan normal, es más difícil encontrar algo así”, señaló la vendedora según precisó Gimena quien lamenta tener que enfrentar estas críticas cada vez que debe renovar guardarropa.De igual manera, Loana I. (26) quien atraviesa su octavo mes de embarazo, contó a SEXTO SENTIDO su experiencia a la hora de comprar ropa en su caso para el reciente baby shower de su primera hija. “Es horrible, te tratan mal, no hay talles para mamás, en las casas comunes de ventas me trataron muy mal, me hicieron sentir que por estar embarazada no tengo derecho a usar ropa”, advirtió Loana. “Me parece que los vendedores tienen que capacitarse para atender al público, es horrible que te traten así. Yo estaba muy sensible, no me entra la ropa y soy un manojo de hormonas, lloré mucho por eso”, reflexionó la joven.PorDiana Ferná[email protected]
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