La he visto… no es como todos piensan que viene de repente sin anunciarse… no es así.Yo la he visto…Viene despacio y con tiempo, viene se queda, se muestra, nos avisa y hasta aconseja… Somos nosotros en nuestro miedo los que miramos al costado. Entonces ella se retira y no nos puede dar su mensaje. También esto lo he visto.Vi cómo algunos giran la cara y hacen como que no la vieron… y siguen igual, hasta que su tiempo se acaba, vi a los que miraban con el rabillo del ojo y siguen su camino con ella como consejera.También he visto a los que la miran de frente, cara a cara y entonces ella les puede dar su mensaje, la he visto volver para ver qué sucedió, si tuvimos algún cambio. Siempre vuelve y espera paciente, algunos toman el menaje, “aceptar y cambiar”, entonces ella se retira hasta nuevo aviso. Sí, aviso… En realidad somos nosotros que la llamamos con nuestra desesperación, con nuestras faltas de ganas, con nuestra ira y violencia, con nuestra arrogancia y falta de humildad ante la vida… con nuestra falta de aceptación. La llamamos desesperadamente cuando hemos perdido el camino.Es ella, sí ella la que generosamente se acerca y nos da un tiempo más para realizar nuestro cambio, si eso no sucede nos lleva. Nos lleva cuando nos damos por vencidos, nos lleva cuando no podemos cambiar, nos lleva cuando perdimos el camino… nos lleva por compasión. ¿Cuántos de nosotros en silencio le pedimos desesperadamente que nos lleve?… Muchos, muchas veces, pero nadie se va antes de su hora. Si hay algo seguro en esta vida es que la materia es efímera, perece, y todos vamos antes o después hacia el gran cambio… hacia la muerte, entonces el tema no es esquivar y mirar al costado cuando viene porque ella seguramente nos da un tiempo más para no dejar asuntos pendientes.Estamos tan faltos de humanidad, tan alejados de lo Divino, tan alienados en nuestro pequeño mundo que creemos que somos los dueños del universo y de la creación… y no es así, no lo es.La vida es lo más grande, honrarla y respetarla hace que ella sea buena con nosotros.Vivir con la muerte de compañera hace que en el momento final, momento ineludible para todos y cada uno de nosotros, ella nos pueda guiar suavemente hacia la luz si hemos vivido desde el orden, el amor y el respeto. Que la muerte no sea una opción por habernos equivocado.Que la muerte nos llegue como el sueño en el ocaso de nuestras vidas después de haber vivido plenamente. No tengamos miedo a la muerte, vivamos cada instante como el último. No tengamos miedo a la muerte. Ella viene a enseñarnos cómo vivir.ColaboraPatricia [email protected] Facebook: Patricia Monica Couceiro 3764 829015
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