El eventual aporte de la cartera ministerial nacional, sin embargo, se planteó en una reunión realizada prácticamente un día antes de que se inicie el Yerbatazo, convocado previamente por los productores en el contexto de la protesta que desde hace semanas realizan a nivel provincial, por lo que el disgusto -si existiese- no se justificaría en los hechos.La falta de oportunidad de la manifestación en Capital Federal, en todo caso, debe adjudicarse a un desajuste previo de las relaciones en el sector en general, y en el ámbito del Instituto en particular; una realidad que salta a la vista cuando se discuten los precios de la materia prima, pero trasciende esa instancia.La actual movilización yerbatera, incluso, se disparó a partir de la decisión del Inym de no concurrir a una reunión pactada en la localidad de Andresito a principios de año; hecho que obviamente no favoreció el diálogo abierto y esclarecedor que se precisa en el sector. La decisión de manifestar en Buenos Aires es una iniciativa acertada para hacer visible al país la inequitativa distribución del ingreso al interior de la cadena y demostrar, por esa vía, los efectos distorsivos del carácter monopólico del sistema de comercialización; que perjudican al productor.Según una medición que lleva mensualmente la Came, en diciembre pasado el promedio de los valores recibidos por el productor en los distintos rubros alimenticios fue de 25,1% del precio que pagó el cliente en góndola. En la cadena yerbatera, donde los productores intentan hoy subir de 5,10 pesos a 6,10 el precio de la hoja verde, sin conseguirlo, la distancia con los valores en góndola alcanza un nivel de escándalo que no debería ser tolerado.
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