La comunidad mbya Guiray, de Picada San José, Ruta Londero, está integrada por cien personas, la mayoría menores de 18 años. La cotidianidad de la aldea se define por un arroyo, afluente del otro principal del mismo nombre (Guiray). Todo lo que hagan o dejen de hacer durante días o semanas depende de ese curso de agua, ya que cuando crece, los aísla completamente y pueden quedar sin comida, sin medicamentos, sin posibilidades de trasladar a los enfermos en una emergencia, sin clases.Cuando el nivel del afluente -que rodea completamente a la aldea- está bajo, los vehículos que llegan hasta la comunidad pueden atravesar el cauce, aunque con prudencia por el peligro de arrastre o empantanamiento. Cuando se largan las lluvias la situación cambia completamente y la aldea queda aislada. Nadie puede cruzar el arroyo con autos o camionetas, y solo les queda la alternativa de cruzar a pie por una precaria pasarela que construyeron y que une, entre bamboleos, ambas orillas.En la comunidad funciona la escuela 923 a la que asisten los chicos de las familias mbya. Los docentes llegan hasta allí en vehículos, salvo, claro, cuando el cauce crece.La concejala de San Vicente Clelia Carballo, del Partido Agrario y Social, es una conocida de la comunidad.Ahora intenta gestionarles el puente que necesitan para dejar atrás los períodos de aislamiento. Junto con los legisladores Héctor “Cacho” Bárbaro y Martín Sereno, gestionaron ante Vialidad la construcción de la infraestructura. Junto con el pedido presentaron las firmas de los afectados que en una nota relataron las peripecias que deben soportar por falta del viaducto.“La semana pasada les llevamos donaciones de la gente solidaria y volvimos a escuchar el reclamo. Hasta ahora nadie les dio respuestas, nadie les hizo ni siquiera una promesa de estudiar la construcción del puente, por eso decidimos canalizar el pedido por los canales formales de la Legislatura”, explicó la edil.“No es bueno que haya respuestas sólo cuando viene la televisión nacional a mostrar lo que pasa en Misiones, como sucedió con la aldea Chafariz y los chicos que cruzaban a nado. En el caso de Guiray, los chicos pasan por una peligrosa pasarela que queda bajo agua cuando el arroyo crece, con el consiguiente peligro de arrastre” señaló el diputado Bárbaro.Más de veinte vecinos de la comunidad firmaron el 1 de diciembre la nota de pedido formal a Vialidad. Pasaron tres meses y todavía no tuvieron ninguna señal oficial.
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