Esteban L. Ribero, de 22 años, limpia el vidrio de un local en una galería de pleno centro de la ciudad. Con entusiasmo saluda: “Buen día, disculpen el desorden”…, saca el improvisado balde de pintura y su trapo del camino hacia demás locales de la galería H&C, de la calle Christiansen 175, mientras nos cuenta su historia: “Hago esto por mi bebé, que esta internada”. Tácito fue el pedido del “quiero hablar y contar mi historia”.“Hago esto porque tengo mi nena de un año y tres meses internada en el Samic. No puedo salir de la ciudad y trabajo acá haciendo changas cerca”.Esteban relató al sitio extraprensa.com que su bebé Estefanía tiene que ser operada de un pulmón. Sin dar detalles académicos de medicina explica con lágrimas que no piden permiso, y brotan de sus ojos, entendible tristeza de un padre, “ella se agita al respirar y se desmaya. Deben operarla este miércoles”.Estefanía se encuentra internada en el Samic de Eldorado a la espera de ser operada hace dos semanas, mientras su mamá Lucía Godoy y pareja de Esteban, la cuida celosamente. Esteban cuenta más de él, tal vez no queriendo hablar de aquello primordial en el mundo que lo preocupa mucho: “Siempre trabajé en la tarefa y en el monte, motosierrista, podador de todo. Hice hasta 5to. grado”.“Un día llegué con el brazo escrito LUCÍA TE AMO y mi papá, un gringo trabajador me dijo ‘mi hijo la mujer no come pasto y si es cierto que la querés traela con vos’”. Esteban sigue: “Teníamos los dos 14 años. Y ahora tenemos a Estefanía. Perdón, debo trabajar no quiero hablar más”. Esteban continuó en silencio trabajando rudo en ese vidrio que lo reflejaba tal y como se lo veía, abatido, tosco, joven pero maltratado pero aún así esperanzado.
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