Escombros, escaleras y herramientas de trabajo dispersas en el suelo son una muestra indiscutible de que la obra del cinerario avanza, y a buen ritmo por cierto. Será <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/236746/la-gente-podra-depositar-cenizas-de-sus-seres-queridos-en-la-sagrada.html">el primero de Misiones y estará situado en la iglesia Sagrada Familia</a>. Los trabajos se iniciaron hace tres semanas, y ya se encuentra terminado el espacio físico donde se depositarán las cenizas, sin urnas ni objetos de ninguna especie. Como hay una conexión entre el templo mayor y el cinerario que está a pocos metros, cuando quede terminado dará la impresión de una capilla. Una de las paredes va a estar revestida con piedras de San Ignacio, sobre la cual será colocada la cruz mayor y al costado habrá una imagen de la Sagrada Familia. La puerta que da al jardín de la parroquia será corrediza, que -al estar abierta- dará sensación de amplitud y de mucha luz, a la vez que permitirá que las personas sentadas en el jardín puedan rezar, contemplar el lugar y las imágenes, mientras recuerdan a sus seres queridos.Mucha gente, tras enterarse de la construcción, ya estuvo preguntando personalmente -y por teléfono- para saber cómo va a funcionar el servicio del cinerario, explicó a PRIMERA EDICIÓN el sacerdote Alberto Barros, pastor de la parroquia mencionada y quien ordenó los trabajos. “A todos les avisamos que estamos en proceso aún y que posiblemente, para finales de marzo, ya podamos tener el cinerario terminado. Otra cosa a la que hizo hincapié Barros fue en la gratuidad del servicio. Los fondos para la construcción son fondos genuinos de la parroquia y una ayuda del obispado, cerca del 25% de los gastos que demande la obra total, especificó. Insistió el sacerdote: “No se recibe dinero de nadie, al contrario es una inversión que hace la Iglesia pensando en el bien de la gente. Se trata de un servicio absolutamente gratuito”.Bendición papal“Hoy el Vaticano no tiene ninguna objeción a la cremación de un cuerpo, siempre y cuando se mantenga la fe en la resurrección, en la vida eterna”, aseguró el religioso tras ser consultado sobre los objetivos de la obra. “El proyecto será una especie de capilla, con la idea de que sea un espacio físico que permita a los deudos, depositar las cenizas de sus seres queridos, para que los puedan visitar, rezar y recordar con cariño a sus difuntos. Ese fue el primer motivo que hace a la creación de estos espacios, tal como se está haciendo en muchos lugares del país, y que en Misiones será el primero”, ejemplificó mientras sorteaba el camino desde el patio central hasta su pequeña oficina, y hacía notar que la construcción en sí remite a la idea de aquellas costumbres antiguas de tener el cementerio al lado de la iglesia. “En la Iglesia antigua el bautizado nacía a la vida cristiana y al lado estaba el lugar donde se enterraba a quien fallecía, con la certeza de la vida eterna. Salvando las distancias, en este siglo XXI, los cinerarios son como volver al cementerio al lado de la iglesia, reafirmando la mirada religiosa de la resurrección”, explicó con fervor. De acuerdo al criterio, tanto del sacerdote Alberto Barros que tomó la iniciativa de la obra, como la de los arquitectos el espacio será muy luminoso, austero, embellecido con las imágenes de la Cruz, tallada en madera y de la Sagrada Familia, hecho en porcelana; ambos fuertemente custodiados bajo llave, porque, contó el sacerdote no están ajenos a las “entraderas” y de hecho hubo un intento recientemente, lo cual obligó a cambiar puertas y cerraduras más reforzadas. Objetivos centralesEl principal objetivo con el cinerario es permitir un lugar concreto, religioso, digno, que permita la oración, contemplación y paz interior. En opinión de sacerdote “mucha gente sigue y seguirá enterrando a sus difuntos en los cementerios, pero este cinerario es simplemente pretender dar una respuesta a aquellas personas que -por deseo de quien murió o de los familiares- deciden una cremación, porque muchas veces, llegado el caso no saben qué hacer con los restos mortales de sus seres queridos”, describió. El segundo objetivo implica un compromiso de la comunidad parroquial de acompañar el dolor de la familia. “Esto nos involucra espiritualmente al recibir a la familia que sufre la pérdida de su ser querido al acompañarla como comunidad, con charlas, participar en la eucaristía, que sienta la comunidad como ámbito de acompañamiento y contención en el dolor, que sepan que no están solos”.Por último, el cinerario apunta a un espacio que ayude a “reafirmar la certeza de que quien ha fallecido está junto a Dios disfrutando de la vida eterna. Estamos contentos porque el haber empezado y estar avanzando a buen ritmo es una buena noticia”, sonrió. Fotos: M.Fedorischak
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