(Nota publicada por PRIMERA EDICIÓN el 22 de febrero de 2007)“Si no me devuelven mi trabajo me tiro” fue la frase que reiteró insistentemente Juan Angel Antolich, un hombre de 52 años, quien ayer a las 11 decidió subirse a un tanque de agua de unos 15 metros de altura que se encuentra en la planta de tratamiento de líquidos cloacales de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo). Fue luego de recibir una carta de despido, que le habría llegado también a otros cinco trabajadores. Luego de más de nueve horas de incertidumbre, el trabajador depuso su actitud y bajó acompañado por su hijo. Antolich trabaja desde hace diez años en el lugar como empleado de la citada Cooperativa y ayer recibió el telegrama de despido. Luego de las 11 la policía fue informada que el hombre había tomado la decisión de subir al tanque desde donde amenazaba con suicidarse. En comunicación telefónica con radio Integración el propio Antolich señaló que “querían que nos fuéramos de la planta sin el telegrama, entonces le dije ‘no hay problema nos vamos a ir cuando tengamos el telegrama’, y nos dicen que el gerente quería que nos retiremos”, dijo.“Cansado” Expresó que “esto es un drama porque todo los días la gente busca la galleta para desayunar, y hace mucho que el móvil que ocupamos para llevarnos y traernos entre compañeros está roto y no se preocupan en arreglarlo, el otro móvil está bajo llave, si pasa algo a la noche no tenemos para salir. Hay una maldad terrible contra nosotros, y todo eso porque hicimos paro para reclamar un aumento de sueldo”.Agregó que “hace mucho tiempo que venimos padeciendo estas cosas, amenazas, suspensiones y el sindicato es cómplice y obsecuente con la cooperativa y no hace nada para defender a la gente. Yo estoy cansado”, dijo mientras pedía su reincorporación a la Cooperativa. Los demás empleados que recibieron el telegrama permanecían fuera de la planta, ya que según dijo Antolich “no les dejaron ingresar”.En el predio ubicado en las afueras de la ciudad de Oberá, en el barrio Caballeriza, trabajaron más de veinte efectivos policiales y bomberos con equipos especiales tratando de convencer al hombre que deponga de su actitud. También se hicieron presentes sus dos hijos de 21 y 24 años, que pedían desconsoladamente a su padre que no cometiera una locura. Sin embargo Antolich siguió firme con su protesta, a tal punto que en las últimas horas de la tarde llegó a tirar los borceguíes, diciendo que se tiraría. Esta actitud provocó una descompensación de la esposa de Antolich, Dora Godoy(52), quien debió ser asistida por paramédicos que estaba esperando en el predio.Final felizPasadas las 19.30, se presentó en el lugar un concejal local, quién desde abajo le prometió al trabajador, un empleo en el Concejo Deliberante. Junto a el funcionario, se encontraba el abogado Ramón Fassa, amigo de Antolich, quién hizo comprometer la palabra al concejal. Con la palabra como argumento, Fassa subió las escaleras, junto a uno de los hijos del trabajador despedido y luego de varios minutos de charla, Antolich depuso su actitud y decidió bajarse del tanque, ayudado por su amigo y el hijo, terminando una historia que sin esa promesa de trabajo, tenía un final incierto.
Discussion about this post