Julio García es docente de la Escuela de la Familia Agrícola “San Vicente de Paul” y su hobby es el cultivo y el cuidado de bonsáis. En su casa del barrio Malvinas exhibe unas 300 plantas que preparó a lo largo de 20 años. En el fondo del terreno, debajo de un espacio cubierto con media sombra, están los pequeños árboles con distintas formas y estilos que va moldeando con sus manos y la ayuda de alambre y soportes. En su mayoría son especies nativas de Misiones, sobre las que va trabajando día a día. García contó a PRIMERA EDICIÓN que su pasión por este tipo de cultivos nació cuando cursaba el segundo año de la secundaria en su Formosa natal. “Un día entré a la oficina del director y sobre su escritorio había un revista sobre el cultivo de bonsái. La miré con mucha curiosidad, y al ver mi inquietud me preguntó si me interesaba. Le dije que sí, entonces me la regaló. Así comencé a estudiar y a aprender las técnicas del cultivo. Luego estudié por correo y siempre que puedo ir a los encuentros y cursos que están a mi alcance, lo hago”, confió.Defensor del medioambienteA García se lo conoce por su afán de defender el medioambiente y la naturaleza. Estudió profesorado en Ciencias Agrarias en Reconquista, Santa Fe, y vino a trabajar a San Vicente allá por 1992. Fue ahí cuando tomó la actividad “muy en serio” y desarrolló lo que aprendió y practicó durante sus años de juventud.Explicó que el cultivo de bonsái tiene una técnica de trabajo que se aprende y luego cada uno lo va acomodando según los tiempos y las posibilidades. “Hay tres maneras de hacer la planta. Una es por medio de la semilla, que hay que conseguirla y sembrarla. Con esta técnica lleva siete años hacer un bonsái. Luego está el acodo, que es cuando uno produce un árbol a partir de una rama, y la tercera es por la técnica que se llama yamadori, que es juntar mudas de árboles y aplicar la técnica. Este método es el más rápido. Pero para formar un bonsái lleva varios años”.También explicó que hay distintas formas de árboles y eso se consigue con el trabajo diario y la ayuda de alambres y otros tipos de tutores que se utilizan. “Para darle la forma a las ramas y al tronco se utilizan tutores y alambres. Uno ve la forma del tallo y decide qué quiere hacer y ahí lo va atando con alambre o torciendo hasta que el tronco y las ramas queden como uno quiere. También se utilizan piedras para incorporarlo a las formas y dejarlos más vistosos”.Explicó que utiliza especies nativas para sus plantas. “En Misiones tenemos una gran cantidad de especies nativas que se pueden utilizar. Lo recomendable es hacer con las especies que tienen hojas chicas. Pero también se pueden utilizar los de hojas grandes. Acá también tenemos una gran variedad de frutas silvestres como la pitanga y la yabuticaba que se pueden utilizar y se adaptan muy bien como bonsái. Y lo más interesante es que las plantas conservan sus propiedades naturales, florecen y dan frutos como si fueran normales”. El bonsái más viejo que tiene en su “vivero” es un lapacho que ya tiene 20 años. También un anyico de 17 años.“De las 290 plantas que tengo en mi vivero, 90 son bonsái. El resto están en formación o pre bonsái como llamamos. Necesitan una dedicación diaria porque hay que regar y controlar que no agarren hongos u otras enfermedades. Además de hacer el trabajo de darle forma que lleva mucho tiempo y atención”, culminó.Fotos:Gentileza Félix Luz
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