Fabián es un niño de 10 años que padece cierto grado de parálisis cerebral, epilepsia y trastorno motriz en las piernas, como consecuencia de la aplicación de la anestesia durante una cirugía a la que fue sometido a los pocos días de su nacimiento. Es uno de los cinco hijos de Nélida Eliana Dávalos, una mamá de muy escasos recursos que vive en el Paraje Dos Hermanas de esta localidad. Fabián es uno de los tantos discapacitados que vive en Misiones y aún no cuenta con certificado de discapacidad y tampoco percibe una pensión. Según contó su mamá “mi hijo padece una discapacidad desde hace diez años, y por diferentes circunstancias, ni siquiera tiene el Certificado Único de Discapacidad ni cobra pensión”. Recordó que nació por parto normal en el 2007, pesó 2,950 kilogramos, “era sano, pero a partir de los 20 días de vida comenzó un calvario. Empezó a sentirse mal, se le hinchaba la panza, la vejiga, lo llevé a un pediatra de Iguazú, me mandó al Samic de Eldorado, ahí lo operaron porque era una hernia que había reventado para adentro; pero esa hernia nunca le detectaron en los controles. Después de la cirugía en Eldorado, estuvo así casi inmóvil, tenía tres años y ni siquiera se sentaba solo, yo le hablaba o le movía la mano y no prestaba atención. Quedó con esa discapacidad, no camina, no habla, ni come solo, sigue usando pañales porque no sabe pedir. Todos esos problemas son por la operación mal hecha, esto lo confirmé después con otros médicos, que me dijeron que la parálisis cerebral es porque le faltó el oxígeno durante la operación, entonces el cerebro sufrió un daño irreversible”, contó la mujer.Una necesidad urgente Según aseguró Nélida, hizo los trámites para obtener el carnet de discapacidad; pero cuando consiguió todo, se extravió la carpeta del chico, y nadie encontró rastros de la documentación que contenía: los dos electro encefalogramas, tomografías, electrocardiograma, estudios de la vista; el registro médico, y las recetas de los medicamentos. “Cuando se perdió todo hace varios años, nunca más pude conseguir turnos para que le hacieran los estudios completos. O cuando conseguía alguno, el médico no aparecía, y así fue pasando el tiempo”, lamentó.La joven madre remarcó que “todo es caro porque lo que necesita Fabián, insume muchos gastos y yo tengo otros cuatro chicos. El paquete de pañales de 10 unidades no le dura toda la semana, entonces cada tres días hay que comprar uno nuevo, y tampoco le puede faltar la leche que no es nada barata, además de los remedios que son pastillas tranquilizantes y el ácido anticonvulsionante. Él tiene una silla de ruedas que está muy deteriorada. Se la dieron hace tres años, pero le fue quedando chica. Y no me la entregó ni la Municipalidad ni la Provincia sino la ONG Cilsa”, indicó.Una silla de ruedasDesesperada, esta mamá asegura que las autoridades municipales conocen su situación y no la ayudan: “El intendente sabe nuestra situación, lo vio a mi hijo; pero no hace nada. Y al no tener una buena silla de ruedas, cada vez que tengo que salir, necesito que me ayude mi hijo más grande porque mi columna no da más. Durante la campaña electoral todos me prometieron que después iban a venir a darme una mano; pero se borraron. Lo más urgente que necesito, además de la silla de ruedas es el certificado de discapacidad. Y después, todo el resto: los pañales, la leche, los medicamentos principalmente. Pedí en la Dirección de Acción Social del municipio que me ayuden con los pañales; me dijeron que iban a tratar, pero hasta ahora nada. Me consiguen la leche del Programa Hambre Cero”, contó.
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