Un caso que puede servir de reciente ejemplo es el Ministerio de Ecología de Misiones, que lleva largos meses intentando imponer -como sea- la apertura de un camino en la Reserva de Biosfera Yabotí, donde se encuentran los saltos del Moconá, un área designada como tal por el programa MAB de la Unesco.En ese organismo que debiera alentar y sostener a quienes luchan por la preservación de los recursos naturales, evidentemente hay personas a las que molestó que el gobernador Hugo Passalacqua, con buen criterio, decidiera el viernes 2 de diciembre pasado por Decreto 1614, la suspensión del trámite administrativo de factibilidad ambiental del trazado interno del camino.Por ello, decidieron trasladar a un grupo de guardaparques que motorizaron la preservación y la intangibilidad de los recursos naturales protegidos de Yabotí, a otras zonas alejadas para poner a otros trabajadores que sí apoyan el polémico camino en el Lote 8. Al punto incluso de designar a un nuevo jefe de los Guardaparques, cargo que recayó en alguien que acompañó el proyecto de la ministra Verónica Derna.Las represalias de estas características desnudan la falta de criterio y de sentido común que tienen los designados en algunos cargos políticos que -en mayor o menor tiempo- se irán. Pero habrán hecho pesar su poder a quienes consideran “enemigos”, enviándolos a cumplir un servicio fuera del lugar que abrazaron y defendieron sin medir las consecuencias. Incluso, sin esperar una felicitación pero tampoco un castigo.Quienes hacen un mal uso del poder público delegado (no fueron votados en listas en una elección) deberían reflexionar sobre sus acciones cuando la comunidad les hace ver que están cometiendo una equivocación. Lo único que logran es que vuelvan los conflictos por causa de caprichos.
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