Señora Directora: Muchos argumentos he escuchado en torno a que si era correcto que el Gobierno nacional condonara una millonaria deuda a una empresa de la familia del presidente Mauricio Macri. Hubo muchas voces a favor y en contra de lo que, a primera vista, constituye al menos una falta de ética pública y tacto político, pese a los justificativos de todo tipo que esgrimen quienes defienden la decisión gubernamental.Quizás, quienes defienden la posición oficial tengan cierta razón y la cosa sea como ellos dicen, pero el hecho en sí resulta muy irregular y dudoso. Mientras por un lado es evidente la fuerte caída del poder adquisitivo de los salarios (sería mayor aun si otra vez en 2017 los aumentos quedan por debajo de la inflación) y por otro se condona esa deuda y se otorgan otras, así como auxilios millonarios a varias empresas privadas, cercana a funcionarios del gobierno. Además que es innegable que en estos últimos casi 15 meses a cargo de la administración del Estado, se produjo un fuerte proceso de redistribución regresiva de la riqueza nacional, que redujo la participación de los asalariados y reforzó la de los sectores más ricos y poderosos. A la par, enviando a la marginación a muchas familias que van quedando excluidos de la economía nacional.El equipo económico de CEO hasta ahora parece estar lejos de ser el mejor gabinete de la historia argentina. Por el contrario, algunos de ellos se muestran estar solo preocupados en el éxito de las empresas que alguna vez dirigieron. La cartera de Energía es el mejor ejemplo de esa realidad que resulta opresiva para muchos por el brutal incremento de las tarifas de los servicios públicos.
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