En el marco de la fiesta de San Valentín, hoy celebramos el Día de los Enamorados y este festejo nos recuerda la importancia de una vida llena de amor, esencial para la existencia humana. A menudo encontramos personas que están desengañadas del amor pero, sin embargo, buscan el amor. El amor promete mucho, aunque a veces se cosecha poco: por ejemplo, discusiones, riñas, enfrentamientos, etc. Por eso considero oportuno que reflexionemos sobre la “belleza del amor”, a pesar de tantas contradicciones que encierra el gran misterio del “amor”.Sin duda que vivimos una dolorosa realidad, ya que a diario escuchamos tantas noticias en las que se manifiestan situaciones desagradables, donde el amor pareciera ser algo utópico y poco duradero. Otras veces somos testigos de tantas frustraciones causadas por las mezquindades, egoísmos, falta de compromiso y entrega generosa. Sin embargo, nos damos cuenta del gran valor y fuerza que tiene el amor. Y el reto de la vida sigue siendo poder recuperar la fuerza del amor en cada corazón. Porque, aunque la palabra “amor” está tan gastada, creo que es necesario volver a significar y hacerla realidad en la vida, ya que es la base de la estabilidad emocional de todo ser humano al dotarlo de esa fuerza necesaria para enfrentar los desafíos de la vida. El amor ennoblece a la persona permitiéndole salir al encuentro del otro.Vivir el amor es el gran reto de la vida. Implica conciencia plena, sensibilidad, flexibilidad, entendimiento, aceptación, tolerancia, etc. para poder abrirse a la otra persona y también descubrir la grandeza y profundidad del amor que se quiere compartir mutuamente. Cuando falta esta consciencia, el amor llega a ser una pesada carga.Al enfocarnos en el amor, también pensamos en los límites: de las personas, de los círculos de amistades a quienes amamos. Porque el verdadero amor implica superar los límites, compartiendo lo mejor de sí con nuestros seres queridos. Jesús nos recuerda: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Jn13,34-35).El amor despierta alegría y seguridad en los actos de la vida. En este sentido trabajar con amor es trabajar con alegría. Vivir con amor significa permanecer con alegría, a pesar de las adversidades que son propias de la vida. Perdurar con alegría y pasión, implica superar tantas situaciones negativas, frustraciones, nervios, etc., sabiendo que la vida es preciosa y hemos de encararla con entusiasmo, energía y pasión de manera que cada día sea como el primero y el último de nuestra vida. Creo que es lo que renovamos al celebrar el día de San Valentín, patrono de los enamorados, que nos invita a ser eternos enamorados de la vida.Porque el amor responsable nos lleva a superar las impaciencias, obsesiones e intolerancias. No hay amor donde no exista una verdadera libertad y voluntad. Implica también la aceptación de la otra persona tal cual es.Por encima de todo, el amor responsable necesita ser expresado. Por eso exige ser comunicado y compartido. Es decir transmitir lo que sentimos por nuestros seres queridos para significar aun más tantas novedades de la vida. Pero no debemos olvidar que para poder dar amor, hay que llenar el corazón de amor. Por eso debemos tomar consciencia plena del amor del Padre Dios, para amar incondicionalmente a nuestros seres queridos. Así seguiremos creciendo cada día, en la comprensión mutua, en la entrega generosa, sintetizada en esa hermosa palabra que debemos hacer realidad en nuestra vida: Amor.
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