Desde hace décadas, “La Placita” es un lugar resistido por los comerciantes posadeños, pero sus pasillos también están tapizados con los pasos de miles de clientes que los han recorrido. Como un gran almacén de ramos generales de los que suelen encontrarse en zonas rurales, pero en plena ciudad, se puede encontrar prácticamente de todo en el Mercado Modelo La Placita. En esa Babel de artículos locales e importados, baratijas y tecnología, yuyos medicinales y ungüentos, llama la atención el que tal vez sea uno de los rubros más controvertidos: el de los anteojos con aumento. Al lado de las “tradicionales” gafas para sol, encontramos decenas de lentes con diferente graduación, para damas, caballeros y niños, con marcos de todo tipo y color. Los precios son irrisorios comparados con los recetados que se pagan en una óptica. No importa el color o la forma del marco, no importa el grado, todos cuestan entre 60 y 80 pesos. En la recorrida encontramos un cliente que estaba a punto de adquirir unos nuevos y le consultamos si conocía cuál era la graduación que necesitaba. Con un diario en la mano e intentando hacer foco con el nuevo par que le pasó el vendedor, admitió: “No tengo idea, cada vez que vengo leo algo y voy probando el que me queda más cómodo a la vista”. La principal razón que esbozó para hacer la compra allí es que los de la óptica eran caros y que esos le “funcionaban bien”. “La mayoría se resuelve con anteojos de bajo costo”El responsable del servicio de oftalmología del hospital Madariaga, el doctor Pablo Luis Piccilli, comentó en diálogo con PRIMERA EDICIÓN que antes de comprar algún anteojo, las personas deberían adquirir el “hábito de hacer una consulta y realizar controles periódicos aunque no perciban un problema” ocular. Subrayó que en esos controles frecuentes, como ser la observación de fondo de ojo, presión ocular o las preguntas que hace un oftalmólogo sobre la historia clínica familiar o historias personales de otras enfermedades que pueden derivar en problemas de visión como ser la diabetes o hipertensión arterial etc, se puede detectar alguna deficiencia” a tiempo. “Lo ideal es que concurran al oculista y vayan a la óptica con una receta y luego vuelvan con el médico para controlarse”, recomendó.Conociendo el alto costo que puede significar para los pacientes algunos tipos de anteojos, el facultativo explicó que, aunque en el Madariaga hay demoras con los turnos, se atienden hasta 1.500 personas por mes. “Hay oftalmólogos desde las 7 de la mañana hasta 6 de la tarde”. Destacó entonces que “tal vez no sea una excusa no consultar porque hay demoras, porque además de la consulta profesional, la mayoría de los casos se resuelven con anteojos de bajo costo y con los que nos va dejando la gente. Les pedimos que no tiren los viejos, porque nosotros mismos hacemos un banco de lentes para aquellos que no pueden adquirirlos”, destacó. Alertan sobre el peligro de una “solución barata”Por su parte, consultada sobre las consecuencia de usar anteojos que no son recetados, desde el Colegio de Ópticos de Misiones, su titular, Celsa González, indicó que los lentes con aumento que se venden en lugares no autorizados, le puede ser útil a una persona que tiene presbicia (dificultad para ver de cerca), pero lo que puede ser una solución barata puede terminar de agravar un problema visual. Es que, como ambos lados de los lentes no recetados tienen la misma graduación, en poco tiempo pueden generar complicaciones en la vista, ya que sólo la consulta a un oculista puede determinar la proporción que se necesita para cada ojo, si es necesario. Además, respecto a los clásicos “lentes de sol”, González alertó que aunque económicos, también pueden representar un problema. “Esos anteojos son de acrílico, muy distintos a los que se pueden adquirir en una óptica, porque no tienen el filtro correspondiente para bloquear el impacto del sol”. Advirtió asimismo que a futuro “puede traer consecuencias como ser cataratas, fotoqueratitis (inflamación de la córnea), que deja los ojos rojos” o dolor de cabeza. “La gente puede creer que al usar esos lentes y ver que disminuye el brillo del sol puede estar protegida, pero ocurre todo lo contrario porque daña aún más al ojo debido a que se exponen por más tiempo a los rayos UV”. Explicó también que algo similar ocurre con los visores oscuros que tienen algunos cascos para motos. “Mayormente son sólo antiparras de acrílico que no ofrecen ningún bloqueo”, afirmó.
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