Un practicante de yoga muy especial. “Viví al revés: Nací viejo y ahora soy joven”, decía el célebre violinista y director de orquesta Yehudi Menuhin a los 80 años, mientras tomaba mate en la pausa de un ensayo con la Filarmónica de Buenos Aires en 1996. Se refería a la salud y jovialidad encontradas en el yoga, en el vegetarianismo y en una apertura mental que lo llevó tanto a defender las más nobles causas como a tocar el violín junto al sitarista indio Ravi Shankar. Había nacido el 22 de abril de 1916 en Nueva York y falleció en Berlín el 12 de marzo de 1999. Considerado uno de los más prodigiosos violinistas del siglo XX, el sonido del violín le encantó desde los tres años de edad; comenzó a estudiarlo a los cuatro años y debutó a los siete con la Orquesta Sinfónica de San Francisco, cuando ya se le conocía como “maravilla del violín”; hizo su presentación en París con diez años de edad, en Nueva York con once y en Berlín con trece. En la década de 1930 asombró al público con grandes obras del repertorio violinístico, conquistando a las audiencias no sólo por su admirable sabiduría musical sino también por su notable calidad humana.Precisamente por su profundo compromiso con los valores humanos participó en 1945 en el concierto de inauguración de la ONU. En 1989 haría lo mismo en ocasión de la caída del muro de Berlín. Mientras tanto recibió numerosas distinciones por su defensa de los más débiles, como el Premio Nehru de la Paz; fue designado Doctor Honoris Causa por más de treinta Universidades del Mundo, entre ellas la de Córdoba; nombrado Embajador de Buena Voluntad de la Unesco y honrado con el título de Lord por la Corona Británica. Desplegó también una gran labor pedagógica por medio de la creación de escuelas y fundaciones en las que se han formado renombrados músicos y luthiers, además de idear un programa de educación en valores a través de las artes.Aquejado por dolores corporales y problemas de insomnio que afectaban su capacidad de concentración, acudió a su osteópata un día de 1951 y en la sala de espera vio un pequeño libro sobre el yoga, lo abrió y quedó fascinado inmediatamente. Un año después, de gira por la India conoció a Iyengar y experimentó los beneficios de esta milenaria práctica, además de desarrollar una gran amistad con el maestro y llevarlo a Europa, donde sus clases fueron apreciadas por prestigiosos músicos. Fue así como Yehudi Menuhin hizo del yoga una parte muy importante de su vida, porque “para él completa la ecuación materia y energía de Einstein y la traslada al ser humano”, como dijera Iyengar, quien solía mostrar un anillo obsequiado por el músico con la inscripción: “A mi mejor profesor de violín”.Y esa estrecha relación posibilitó al maestro la posterior publicación de su gran obra Luz Sobre El Yoga, cuya magnífica presentación fue escrita por Menuhin. Pero éste será el tema de nuestra próxima nota. Ahora, aquí, en la hora del ahora… vamos a respirar profunda y calmadamente, percibiendo el lejano y bello sonido de un violín. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]
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