Señora Directora: Sigue causando qué hablar el muro que el nuevo presidente estadounidense Donald John Trump ordenó construir en la frontera de su país con México. A lo que se suma, con gran revuelo en Europa, la política de antiinmigratoria que está siendo resistida por la Justicia de EEUU con dos fallos anulando el decreto presidencial que la disponía.A ello se suma el retiro del naciente Tratado Transpacífico (TTP) de integración comercial entre países a ambos lados del océano Pacífico y la presión a algunas empresas estadounidenses para que reabran sus plantas o hagan mayores inversiones en su país con el propósito de reactivar el empleo y facilitar el proclamado “compre americano”, a similitud de otros similares que, con diverso éxito, se desarrollaron en varios países como una forma de contrarrestar el impacto negativo interno de la apertura comercial indiscriminada.Todo parece apuntar a una política aislacionista que cerraría las fronteras a las “importaciones indeseadas” — los limones argentinos ya sufrieron la suspensión de las compras aprobadas–, pero que, a larga, puede impactar negativamente en la economía estadounidense. Por lo pronto, surge una fuerte resistencia dentro del propio país en materia inmigratoria y no faltan los exagerados de siempre que plantear una política secesionista y proponerse proclamar la independencia de California. Además de las cientas de marchas multitudinarias que se repiten en muchas ciudades de EEUU y el mundo.Trump es una incógnita que comienza a develarse, pero es aún más difícil predecir cuál será en el mundo el impacto de esa política que sacude el nuevo orden, surgido en los 90.
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