Hoy en día vemos a muchas personas que, en apariencia, tienen una buena vida. Tienen una profesión, una familia, amigos, bienes materiales… y aún así se frustran.¿Por qué nos frustramos los seres humanos? Algunos porque sienten culpa. Como resultado, se boicotean todo lo bueno porque en el fondo no se creen merecedores de nada. Otros porque han heredado el hábito de la frustración de sus padres, es decir, que los han visto frustrarse y quejarse a menudo. Estas personas suelen ser muy pesimistas y tienen una visión negativa del mundo. Y otros porque tuvieron padres que vivían exigiéndoles y no les permitían cometer errores.Si bien la frustración es parte de la vida y es normal tener un mínimo de ella, no debería ser una constante en nosotros. La frustración, en la dosis adecuada, nos ayuda a aprender a superarnos y a crecer, sobre todo en medio de las dificultades que todos tenemos que atravesar en algún momento.¿Sabías que aquel que maltrata, sea varón o mujer, es por lo general una persona frustrada? Y esa frustración tuvo origen en la niñez. Es alguien que solo deseaba el amor de papá y de mamá y él o ella le dijo que “no”. Quien maltrata a otros ha sido maltratado de chico, lo cual de ninguna manera justifica su accionar. Pero nos ayuda a entenderlo. De grande cree que los demás están para cumplir sus deseos y evitar que se frustre. Él o ella impone las condiciones ahora y dice, por ejemplo: “Si me tratás bien (o si hacés lo que yo espero), no te maltrato”. Entonces cualquier demora en la satisfacción de sus deseos puede provocar agresividad y, en algunos casos, violencia extrema.También esconde una gran frustración interna la persona compulsiva, aquella que se mutila, que se enfurece cuando le dicen que no y se golpea o se muerde, y aquella que roba o miente habitualmente. Todos estos comportamientos son evidencia de que la persona está intentando escapar del dolor. En realidad, desearía no hacer eso pero no puede dejar de hacerlo, por la frustración que lleva adentro y no ha logrado reconocer. Por todo lo expuesto, es de gran importancia que los padres ayudemos a nuestros hijos desde pequeños a manejar la frustración. Comparto algunas acciones prácticas que podemos aplicar con ellos: Evitar la sobreprotección, pues conduce a comportamientos caprichosos.Dejarlos hacer lo que tienen que hacer por sus propios medios, sobre todo cuando se trata de enfrentar una dificultad.Ponerles límites claros y razonables, explicándoles el por qué de estos.Enseñarles que un “no”, aunque en el momento les parezca injusto, los convertirá en personas más justas, pues los demás también tienen derechos.Brindarles el ejemplo. Esto es algo muy poderoso, aún más que las palabras. No les digamos que sean fuertes, mostrémosles nuestra fortaleza. Felicitarlos con palabras de aprobación. Es posible criar hijos sanos con respecto a la frustración, tarea que no solo nos brindará satisfacción como padres, sino que además contribuirá a construir una sociedad mejor y más pacífica.Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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