Señora Directora: La gente y nuestros dirigentes parecen anestesiados y responden muy poco a los estímulos externos, particularmente en aquellos hechos que demuestran cómo nos toman el pelo desde el gobierno. Salvo una carta publicada por ese Diario días atrás no leí nada de otros lectores en torno a la vergonzosa y millonaria adjudicación directa de la obra del puente sobre el canal Torto a una empresa Iecsa del primo del presidente Mauricio Macri y que, anteriormente, era de su propiedad.Si bien debo aplaudir el beneficio que traerá la obra a quienes transitan por esa ruta y que hace largo tiempo esperan una solución a esa problemática, resulta irregular la forma en que se concedieron los trabajos sin la correspondiente licitación en que compitan varias empresas constructoras, proponiendo precios diferentes. No entiendo las razones de esta metodología que también se repitió en otras adjudicaciones nacionales y que, llamativamente, contrataron a la misma firma.Aparece como una repetición de los privilegios que en materia de obra pública tenía la empresa del ahora procesado por esa razón, Lázaro Báez, durante la gestión K, concluida en diciembre de 2015. Justo uno de los principales caballitos de campaña de la alianza o coalición hoy gobernante y que se repite en ciertos medios cada vez que el Gobierno nacional debe afrontar alguna situación delicada; aunque cada vez con menos éxito en materia distractiva.Me parece sospechoso el desinterés de todos –en especial de legisladores y referentes de la “oposición”– para advertir y denunciar también estas circunstancias que, además, van a contramano de la pretensión (al menos en los anuncios, aunque no en la realidad aún) de la contención del gasto público. Ante la falta de una licitación en regla, abierta a la competencia, huele a negociado ya que puede dejar sospechas sobre el real costo de una obra cuya concreción se deja en manos de una empresa “de la familia”.
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