Ya a flote, el ferry Roque Saenz Peña luce sus 860 toneladas sobre agua y seguro. Además, este jueves llegó la confirmación de Prefectura Naval para empezar a trabajar para levantar el otro gigante y compañero del primero: el Ezequiel Ramos Mejía, algo que todavía estaba en duda porque los permisos no habían sido firmados hasta entonces. "Se trabajó un montón de tiempo en la previa para analizar, revisar tanque, hacer buceo y ver cuál era el estado real, luego se hizo el planteo del plan de salvamento, que analiza Prefectura Naval, que es quien autoriza. Fue un proceso que suele ser mucho más lento, pero que en este caso se actuó rápido", dijo a PRIMERA EDICIÓN, Valdemar Gómez Pereira, jefe de operaciones y perito naval a cargo.Aunque es una noticia para celebrar, porque se trata de embarcaciones de gran valor patrimonial e histórico, las embarcaciones se encuentran en un lamentable estado: ojos de buey que fueron robados, se desarmaron válvulas internas de la sala de máquinas para extraer el bronce, lo cual permitió un mayor ingreso del agua."Una vez que los dos barcos estén a salvo, ya se puede analizar el estado interno del estado del barco y se pueden tomar decisiones acerca de los que se puede continuar. Nuestro trabajo, después de que ambos estén a flote, es proceder a repararlo medianamente para que estén en condiciones y que se pueda trabajar sobre ellos. Lo ideal es que lo hagan en dique seco, cambiarles las chapas necesarias y más", puntualizó Gómez Pereira, quien celebró la decisión de empezar a restaurarlos antes de que se deterioren más porque habiendo estado hundidos se iban deteriorando día a día", enfatizó.Litoral Buceo, por contrato, deberá dejarlos en condición segura, para que no se vuelvan a hundir, bien amarrados y luego de ello, en una tercera etapa, la Provincia seguramente determinará qué va hacer con los barcos.Fotos: J.C. Marchak
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