La crisis que se evidenció el año pasado en el Ministerio de Salud de la Nación, con una inexplicable subejecución del presupuesto mientras se retaceaban envíos de medicamentos a grupos de riesgo, como las vacunas para los enfermos de sida y los remedios para la tuberculosis; continuó a principios de este año con la renuncia del subsecretario de Salud Comunitaria, Néstor Pérez Baliño, virtual viceministro del área.Las explicaciones que se dieron desde la cartera sanitaria no estuvieron a la altura de las circunstancias, ya que se tendió a minimizar el desmanejo presupuestario afirmando que “otros ministerios” habían gastado aún menos de lo presupuestado, una excusa pueril e inaceptable cuando se trata del área de salud.Pese a la negativa oficial, la subejecución afectó a programas importantes, en los que la continuidad de la administración de medicinas es vital, como el Programa de Investigación para la Prevención y Control de Enfermedades Tropicales y Subtropicales, que se ejecutó en un 3,91%;?la partida Lucha contra el Sida que sólo se uso en un 55%. Recientemente, el ministro de Salud de la provincia, Walter Villalba, reveló que Misiones fue afectada, como otras provincias, por la discontinuidad en los envíos, y que si no fuese por los aportes del erario provincial, no se hubiera podido cumplir con las metas en la lucha contra el dengue y otras enfermedades vectoriales. El funcionario subrayó, en declaraciones a los medios en una reciente visita a Eldorado, que la Nación envió un subsidio de 15 millones para las acciones contra le dengue, pero desde diciembre de 2015 no ha regularizado el flujo de recursos que por ley deben ser destinados a programas especiales de prevención y control de enfermedades y epidemias. Precisó que hubo una merma significativa en los insumos de programas nacionales como VIH; tuberculosis y hepatitis. Remarcó que -paradójicamente- la Provincia tuvo que “salir a compensar con recursos propios” los graves efectos de la subejecución en los programas nacionales.
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