Culminó con éxito el XXXII Curso de Introducción a la Teología y Cultura Ucrania en las instalaciones del Hogar de Niñas Santa Macrina, perteneciente a las Hermanas Basilianas, y la Parroquia San Pedro y San Pablo de Leandro N. Alem, organizado por el Instituto de Cultura y Educación Ucrania “Patriarca Josyf Slipyj”. Fueron dos semanas de estudios intensos para los 32 jóvenes de Misiones y de otras provincias, algunos de ellos poco habituados al calor reinante por estos días en la tierra colorada. El sacerdote Nazariy Kashchak, director del Instituto de Cultura y Educación Ucrania “Patriarca Josyf Slipyj”, destacó el entusiasmo puesto de manifiesto por los jóvenes participantes“para identificarse y buscar sus raíces. Vienen para aprender, descubrir lo que tienen en el fondo, lo que los une con los ancestros y con quienes trajeron a la Argentina esta cultura milenaria y rica. Veo que los conduce el entusiasmo por aprender. Es que a pesar que muchos de ellos son descendientes de ucranios, no todos fueron inculcados con las tradiciones y costumbres. Algunos padres y abuelos ya nacieron aquí y, quizás, no tuvieron la posibilidad de aprender todo lo que quisieran y, por ende, transmitir a sus descendientes”. Recordó que el ritmo del curso fue intenso y “creo que el interés y el entusiasmo los ayudaron a llevar a cabo esa tarea. Se levantaban a las 6; participaban en la divina liturgia, y después del desayuno comenzaban las clases que continúan tras un paréntesis para el almuerzo. Fue un buen grupo, sin problemas, teniendo en cuenta que vinieron de distintos lugares, con muchas subculturas locales, pero con un comportamiento excelente. Estudiaron para divulgar y transmitir lo aprendido. También encontrar la identidad, quienes son, adonde pertenecen, descubriendo cosas que quizás pasaban desapercibidas, que creo que es muy importante”.Indicó que “en este mundo, muchas veces con falsos sistemas de valores, los chicos buscan algo que tenga valor para dotar a su vida. Acá no sólo buscamos formarlos en las materias humanísticas sino que el centro del curso es la espiritualidad. Buscamos educarlos y dejarles esos valores cristianos, éticos y morales”. Sostuvo que los objetivos que se pregonan desde el Instituto que preside “se cumplen porque muchos de los jóvenes luego regresan como docentes para colaborar con el curso. Muchos de ellos, en sus lugares de residencia forman grupos, enseñan el idioma ucraniano, la cultura. Otros son catequistas en las parroquias porque de aquí se llevan muchos elementos sobre teología, y pueden colaborar en sus comunidades. De esta manera logramos lo que tenemos pensado y programado”. Ambiente mágicoA entender de Kashchak, esta iniciativa “es una bendición de Dios porque si no tuviéramos la gracia de Dios de por medio creo que no se realizaría este curso durante tantos años y de manera ininterrumpida”.Al sacerdote, que hace unos años dejó su Ucrania natal para radicarse en Argentina, le sorprende que “gente que viva tan lejos de mi patria todavía conserve la cultura. Es algo que me agrada muchísimo y me pone contento. Aquí puedo compartir con ellos lo que nos une. No sólo la sangre que corre por las venas sino la cultura, la tradición, las costumbres”.Dedicó unas líneas a quienes dieron el puntapié inicial, que siempre son mencionados en la apertura y cierre del curso. “Los tenemos presentes en nuestra memoria y en nuestras oraciones, y a los chicos les explicamos quiénes fueron los pioneros, para qué lo hacían, qué finalidad perseguían. Seguiremos desarrollando el curso, perfeccionándolo, tratando de mejorar muchas cosas, contestando los desafíos de la actualidad”. También destacó el trabajo de las religiosas de la Orden de San Basilio Magno (OSBM) que “tienen abiertas las puertas de su casa y de su corazón, y colaboran muchísimo” .Invitó a los jóvenes a seguir participando y aseguró que los que tienen ganas de acercarse durante el próximo ciclo, siempre serán bienvenidos. “Acá se forma un lindo grupo y los chicos aprenden sobre compromiso, responsabilidad, amistad, compartir valores, ayudarse, consolarse. Es un ambiente muy agradable, así que los invito porque la pasarán bien y aprenderán mucho. A pesar de que los jóvenes se van y no se ven por un año, se extrañan muchísimo. Más allá del ritmo vertiginoso que llevan, llegado el día del cierre no quieren irse y más de una lágrima rueda por las mejillas. Acá se crea un ambiente mágico que es difícil explicar sólo con palabras: hay que venir y vivir la experiencia”. DocentesLa nómina de profesores estuvo integrada por Adriana Barszczuk, Víctor Basterreche, Milena Boreski, hermana María Elena Dutka, Irina Ferreyra, Jorge Luis Gómez, padre Tarás Havryshko, padre Nazariy Kashchak, Marcelo Klekailo, Renato Kurle, hermana Daniela Lincheski, licenciada Eugenia Lytwyn, Sergio Nowosad, Hernando Rosniski, Liliana Schwiderke, y licenciado Carlos Titus Peczak.
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