Señora Directora: Vivimos una época difícil, inmersos en un mundo virtual rodeado de mentiras y verdades a medias que se repiten hasta el hartazgo. Donde la realidad se disfraza con buenas imágenes y caras sonrientes, en tanto se oculta aquello que nos disgusta o no deseamos ver.El diálogo entre personas se hace imposible cuando cada uno blande su “verdad” y rechaza por hereje la del otro, aun negando nuestra propia realidad o lo que nos rodea y golpea todos los días. La felicidad es extraña y la alegría ya no nos pertenece.Debemos conformarnos con lo que tenemos y acumulamos. Sobre todo esto último que parece ser la única meta que nos asiste, aunque nuestras posibilidades de acceder a ello se vuelven más lejana e inalcanzables en la medida de que nuestro capacidad adquisitiva se reduce, y no hay perspectivas de que ello cambie en el corto plazo.Al menos es lo que se ve y se siente, entre mensaje y mensaje electrónico. Lo real no existe, todo es simple virtualidad. ¿Es ese el mañana que nos espera o debemos insistir que eso sólo es ficción?Al menos es la sensación que uno tiene cuando ve tanta indiferencia y a los jóvenes –y no tanto– embobados en esa pantallita luminosa que no se separa de nosotros. ¡Vivamos!
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