Sin embargo, el riesgo es que el país caiga otra vez en los vicios de la deuda excesiva, tal y como ocurrió en los años 90, que como ha quedado gravado en la memoria de todos los argentinos terminaron en una crisis de proporciones épicas en 2001.Las claves de la estrategia las maneja el recién ascendido ministro de Finanzas, Luis Caputo, a quien sus amigos apodan “Toto”, pero quienes conocen sus movidas en la city llaman con respeto “El mago”, por su habilidad para moverse en los negocios financieros.Acostumbrado a manejar operaciones millonarias, a Caputo no le tembló el pulso para llevar a buen puerto, junto al despedido Alfonso Prat-Gay, la negociación con los fondos buitre en Nueva York, como corolario de la derrota argentina en el denominado “juicio del siglo”. Ese capítulo se cerró a un costo alto, pero reabrió las puertas de los mercados a la Argentina luego de catorce años de ostracismo.Ahora, todas las miradas vuelven a posarse sobre el funcionario, porque Mauricio Macri le pidió que resolviera lo más rápidamente posible las necesidades de financiamiento que tiene la Argentina para 2017.El apuro reconoce dos razones clave:• El 20 de enero asume Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y el mundo puede tornarse mucho más incierto e imprevisible, o al menos es lo que se teme entre los mercados emergentes.• Se prevé que a partir del ascenso de Trump al comando de la principal democracia del mundo se profundice la suba de tasas y Estados Unidos se convierta en una aspiradora de fondos. Es decir, se encarecerá el costo del dinero.Cada dólar que emigre a los bolsillos de la principal potencia mundial será uno menos en los de países periféricos como la Argentina.Por ello, parece totalmente lógica la jugada del Gobierno argentino de salir a cubrir rápido gran parte de sus necesidades de financiamiento para este año.Caputo ya consiguió 6.000 millones de dólares de parte de seis bancos y el jueves tratará de cerrar otra operación por 7.000 millones, con lo que llegará a cubrir el 65% de las necesidades financieras del año. Es un logro relevante si se tiene en cuenta que aún no terminó el primer mes del 2017.Así, le garantizará a Macri contar con los fondos necesarios para hacer obras, atender demandas sociales y distribuir plata en un 2017 en el que Cambiemos se jugará buena parte de sus chances de encarar un proyecto de ocho años de duración, como pretende el jefe de Estado.El sistema financiero, por supuesto, está agradecido por el cambio en la política, porque las colocaciones de deuda les dejan jugosas comisiones.Pero tanto el Gobierno como el sistema financiero deberían aprender de las lecciones del pasado, cuando durante el menemismo la Argentina se endeudó a niveles estratosféricos a tasas altas para sostener en forma artificial el régimen de convertibilidad.En esos tiempos los argentinos estaban felices con la paridad 1 a 1 con el dólar, porque no había inflación, su moneda era fuerte y podían hacer valer sus ingresos.Pero el plan fue derivando hacia una desocupación récord del 25%, y así fueron cada vez menos los que pudieron beneficiarse con el modelo de la convertibilidad.Fernando de la Rúa intentó continuar con esa política pero la bomba finalmente explotó, los argentinos perdieron buena parte de sus ahorros por la casi cuasiquiebra de los bancos, y el país terminó en un caos que costó una veintena de muertos en el fatídico diciembre de 2001.Caputo sostiene que la Argentina de 2017 se encuentra a años luz de tener un problema de deuda, y por ahora no se equivoca.Lo que no dice es que es gracias a que durante el kirchnerismo el país intentó un incomprensible giro hacia “vivir con lo nuestro”, cerró la economía, mantuvo el default y se dedicó a resistir con la ilusión de que con solamente alimentar el mercado interno un país puede crecer.Se iba camino al modelo Venezuela, con sus consecuencias dramáticas para la economía y la convulsión social. Pero a partir de esa aventura kirchnerista, cuando asumió Macri el nivel de la deuda sobre el Producto Bruto era muy bajo, por debajo del 20% del mismo.El ministro de Finanzas dijo que cuando concluya 2017 se habrá llegado a un nivel de deuda equivalente al 58% del Producto.Representará una fuerte suba relativa, pero aún no como para encender las alarmas.En este escenario, en su conferencia de prensa para presentar el Programa Financiero, Caputo siguió derrochando optimismo y, atajándose tal vez ante las críticas que vienen, enfatizó que “no hay un festival de bonos” en el país. Ver para creer.Por José Calero – Agencia Noticias Argentinas (NA)
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