Chuí no tiene como única particularidad ser la ciudad más austral del Brasil. Es, además, una de las dos “grandes” urbes de ese país que comparten frontera seca con Uruguay. La Chuí brasilera tiene su gemela uruguaya, Chuy, separada apenas por el cantero central de una avenida. Es allí donde los límites se desdibujan y se transforman en tierra fértil para el comercio ilegal y el narcotráfico.La tentación es grande y en esa red cayeron dos taxistas oriundos de Puerto Iguazú, ambos de 22 años, quienes fueron detenidos a última hora del pasado domingo en aquel remoto lugar, a escasos dos kilómetros de Uruguay, destino de los 100 kilogramos de marihuana que llevaban escondidos en el doble fondo del vehículo en el que viajaban.Los jóvenes fueron apresados en la Aduana brasilera y quedaron tras las rejas a disposición de la Justicia Federal. Deberán responder por los delitos de “tráfico internacional de drogas” y “asociación para el tráfico de drogas”, según pudo confirmar PRIMERA?EDICIÓN en base a sus fuentes en el país vecino. Enfrentan así un proceso que podría derivar en una pena de entre 5 y 15 años de prisión.De la Triple Frontera a UruguayLa investigación de las autoridades brasileras se inició alrededor de las 18 del último domingo sobre la ruta nacional BR-471, en el puesto de la “Receita Federal” (Aduana) de Brasil emplazado en el kilómetro 690. Justamente, ese puesto se encuentra a unos dos kilómetros de las ciudades hermanadas a modo de “cuello de botella”: todo aquel que ingresa o egresa del país por la zona está obligado a pasar por ese lugar.Lo cierto es que en el lugar los funcionarios de esa dependencia y de la Policía Federal, con asiento en Chuí, interceptaron un automóvil Citroën C4 con matrícula argentina en el que viajaban dos jóvenes de la misma nacionalidad.Las sospechas de los servidores públicos se encendieron ante las consultas de rigor. El conductor y su acompañante dijeron provenir de la lejana localidad de Puerto Iguazú, en la siempre mítica Triple Frontera, a aproximadamente 1.200 kilómetros de distancia.Los efectivos iniciaron así una requisa mucho más profunda que los llevó al baúl del automóvil.?Primero no encontraron nada extraño, pero al extraer bolsos y otros elementos que allí se guardaban descubrieron que la parte trasera de las butacas había sido modificada. Entonces encontraron una tapa. Y un doble fondo. Las sospechas del principio comenzaron a confirmarse. Y al quitar esa cubierta, obtuvieron certezas: en ese espacio especialmente acondicionado se toparon con “ladrillos”?rectangulares recubiertos con papel metalizado y film plástico. Sólo hizo falta abrir uno de esos “panes” para confirmar que se trataba de marihuana.Los funcionarios encontraron, en total, 114 bloques del estupefaciente que arrojaron un peso de 100,8 kilogramos de “cannabis sativa”. Tanto la droga como el Citroën fueron secuestrados, mientras que los dos misioneros fueron trasladados al complejo penitenciario estatal de Santa Vitoria do Palmar, a 20 kilómetros de donde se realizó el procedimiento.Según la información a la que pudo acceder PRIMERA?EDICIÓN, los dos jóvenes fueron acusados en principio por los delitos de “tráfico internacional de drogas” y “asociación para el tráfico de drogas”, por los que podrían recibir una pena de entre cinco y quince años. El proceso recién comienza.Mientras tanto, autoridades de la Policía Federal con prestación de servicios en Chuí intentan establecer la ruta por la que los misioneros intentaban unir Puerto Iguazú con Uruguay -por donde salieron de Argentina- y, además, la identidad del hombre al que los apresados debían entregar el cargamento. La principal sospecha es que la marihuana ingresaba a Misiones desde Paraguay, por la Triple Frontera, y era acondicionada en el vehículo en la provincia. Todo apunta a una organización criminal de proporciones.Similitudes con el caso SandovalEl proceso que se le inició a los dos misioneros detenidos el último domingo cerca de Chuí, en Rio Grande Do Sul, guarda similitudes con el que afronta en San Pablo la funcionaria Alicia Sandoval, de Puerto?Piray.Tal como sucedió con la mujer, ambos ahora están a disposición de la Justicia Federal y deberán aguardar por la “audiencia de instrucción y juzgamiento” que definirá si son condenados o absueltos. Al ser detenidos en flagrancia, las expectativas no son las mejores.Sandoval, detenida en agosto de 2016 en el aeropuerto de Guarulhos con más de dos kilos de cocaína escondidos en el doble fondo de una valija, enfrentó dicha audiencia el último lunes en San Pablo. Tal como PRIMERA?EDICIÓN informó el martes en exclusiva, la funcionaria aseguró ser inocente y dijo que le “hacía un favor” a un hombre que conoció por las redes sociales y que la engañó.Ante tal situación, el juez de la causa solicitó una prórroga de diez días para analizar en profundidad las pruebas presentadas por la defensa de Sandoval. Recién después dictará sentencia.
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