Tras los incidentes ocurridos en los últimos días en varias cárceles brasileñas, con casi un centenar de muertos, existe un gran riesgo de que se produzcan nuevas rebeliones en otras prisiones, según los informes en manos del gobierno, citados por medios locales. Según el diario O’Globo, las posibilidades de conflictos violentos entre presos, como los sucedidos en Manaos y Roraima, están especialmente latentes en cinco estados brasileños: Mato Grosso, Sergipe, Rondonia, Piauí y Ceará. En ellos, la situación es, como mínimo, tensa. Cuatro son niveles para analizar diariamente la situación de las cárceles de Brasil: normal, alerta, tenso y conflicto originado. Después de las masacres en las cárceles de los estados de <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/237517/decenas-de-muertos-durante-un-sangriento-motin-en-una-carcel-nortena.html">Manaos (entre el 1 y 2 de enero, con 56 muertos confirmados)</a> y <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/237804/otro-motin-en-una-carcel-de-brasil-dejo-33-muertos.html">Roraima (ayer, con 31 fallecidos)</a>, los estados vecinos del norte del país entraron en alerta máxima para evitar la propagación a sus presidios del violento conflicto entre facciones criminales. Los investigadores creen que las dos masacres podrían ser parte de una disputa mayor entre la facción criminal conocida como PCC (Comando de la Capital), originaria de San Pablo, y el llamado Comando Vermelho (Comando Rojo, CV), una poderosa banda que controla el tráfico de drogas sobre todo en Río de Janeiro. El PCC y el CV, dos organizaciones criminales con influencia en todo el país, rompieron el año pasado una alianza de décadas y las hostilidades entre ambos grupos se agudizaron. Según los medios brasileños. el narcotráfico está controlado en gran medida desde las cárceles. Pese a los incidentes de los últimos días, el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, negó ayer que la situación en las prisiones del país esté fuera de control. Al menos 31 reos fueron hallados muertos el viernes en los pasillos de la Penitenciaria Agrícola de Monte Cristo (PAMC), en Boa Vista, capital de Roraima, que se suman a los 56 entre el 1 y el 2 de enero en una prisión de la ciudad amazónica de Manaos, tras una reyerta entre bandas criminales rivales. A raíz de estos sucesos, un total de 184 presos huyeron durante los motines, y más de 100 continúan fugados, según el más reciente balance de la Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas (Seap).En el penal de Manaos, una revisión incluida en un “plan preventivo” permitió el hallazgo de un rifre, un router, varios celulares, cerca de 40 armas blancas y un machete de grandes dimensiones, según el comunicado y las fotografías difundidas por el gobierno. “El principal objetivo es la retirada de materiales ilícitos que podrían ser usados para desestabilizar la unidad y promover alguna alteración”, añadió el texto, que reivindica la tarea del llamado Comité de Crisis.La inspección, que se replicó en otras prisiones de la ciudad, recolectó un rifle del calibre 32, dos decenas de teléfonos móviles y cuatro baterías, un router con conexión a Internet, drogas, un peso de precisión, además de un martillo, linternas y las armas blancas.La masacre del complejo de Manaos constituye la segunda mayor en la historia carcelaria de Brasil después de la ocurrida en 1992 en la popularmente conocida como Carandiru, en la que murieron 111 reclusos, la mayoría a manos de la policía.El complejo momento que atraviesa el sistema penitenciario quedó hoy otra vez expuesto con la fuga de 14 presos, que huyeron por un túnel de una cárcel ubicada en Natal, capital del estado brasileño Río Grande do Norte.Fuente: Télam
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