La camioneta que se acercaba por el horizonte se detuvo para llevarlo. Pero a un calabozo. Eran efectivos de Gendarmería Nacional que lo sorprendieron con la guardia baja en plena ruta nacional 11. Fue en febrero último y, desde entonces, el misionero permanecía detenido a la espera del juicio oral. Durante los últimos días de 2016 finalmente confesó que llevaba 219 kilogramos de marihuana en un automóvil que había abandonado la noche anterior y firmó un juicio abreviado por cinco años de condena.Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, todo comenzó alrededor de las 20.30 del sábado 27 de febrero de 2016 a la altura del kilómetro 542 de la ruta nacional 11, unos 50 kilómetros al sur de la localidad santafesina de San Justo.Siempre al decir de la Justicia, por ese lugar circulaba González al mando de un Peugeot 308 con destino al sur de esa provincia cuando fue interceptado por efectivos del Escuadrón Vial de la mencionada fuerza, que realizaban un control rutinario.Los gendarmes le pidieron al posadeño que estacionara en la banquina para el respectivo control de documentación, pero entonces el conductor misionero aceleró, escapó y se perdió de la escena. Tenía sus razones: el vehículo tenía pedido de captura en Buenos Aires. Pero había más.Se inició entonces un operativo por la zona que arrojó los primeros resultados positivos en un camino terrado de las inmediaciones, a unos 200 metros de la ruta nacional 11. En ese lugar, los uniformados hallaron el Peugeot con las dos puertas delanteras abiertas. En la butaca de atrás y en el baúl estaban las otras razones por las que González se había esfumado: cinco bolsos de viaje en los que había 281 “ladrillos” de marihuana, que posteriormente arrojaron un total de 219,64 kilogramos del estupefaciente.El paradero del posadeño fue el primer misterio en la causa. Aparentemente González pasó la noche en pleno escape, hasta que en la mañana del día siguiente decidió acercarse a la ruta en busca de suerte. Sin embargo, ese fue el comienzo de la pesadilla. En el kilómetro 535 fue detenido por los gendarmes “cuando se encontraba haciendo ‘dedo’” reza, textual, el expediente.González, que hasta ese entonces se dedicaba a la construcción, fue trasladado al Instituto Correccional Modelo U-1 de Santa Fe, la cárcel de Coronda, donde permanece tras las rejas. En diciembre pasado, finalmente, tomó la decisión de confesar su culpabilidad y firmó un juicio abreviado por el que fue condenado a cinco años de prisión por el Tribunal Oral Federal de Santa Fe.El proceso contra González finalmente se cerró, pero la investigación tiene aún una arista que quizás nunca se sepa. Es que el misionero viajaba con un acompañante que logró romper el cerco de las autoridades. De su identidad poco se sabe. Hay apenas un elemento secuestrado dentro del automóvil que podría señalarlo, un pedazo de vidrio con un nombre grabado: “Luis”.
Discussion about this post