Señora Directora: Con satisfacción me enteré días atrás que el Arzobispado de Corrientes reivindicó la figura de cuatro sacerdotes de esa arquidiócesis que habían sido sancionado en los años 70 por su pertenencia (y militancia) al Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y su compromiso social para con los más pobres y desprotegidos. Uno de ellos “post mortem”, ya que falleció el 15 de abril de 1989 y quien tras haber sido privado de sus tareas eclesiales se dedicó al periodismo en uno de los diarios más conocidos de la vecina provincia.Se trata de los curas Raúl Oscar Marturet (ya muerto), Gavino Casco, Luis María Babín y Belisario Tiscornia, quienes en aquellos años difíciles para Corrientes y la Argentina habían tenido importante protagonismo en los hechos trágicos y brutales que rodearon a lo que se llamó el “Correntinazo”, ocurrido un año antes. En particular el primero, que fue quien mayor exposición adquirió al apoyar la lucha universitaria tras el asesinato por balas policiales del estudiante de Medicina, Juan José Cabral, de 24 años, el 15 de mayo de 1969, por lo que fue excomulgado por el entonces arzobispo Francisco Vicentín.El Jubileo Extraordinario de la Misericordia, dispuesto por el papa Francisco, fue el marco elegido por el hoy titular arquidiocesano Andrés Stanovnik para reunirse con los sacerdotes castigados y hacerles conocer la disposición que los reivindica. En otro encuentro en la sede arzobispal, fue el hermano de Marturet, Mario Alfredo, el que recibió del hoy Arzobispo el decreto suscrito por éste que anula la interdicción de su antecesor de hace 46 años.En aquellos años estudiaba y vivía en la vecina provincia (soy nativo de ella), y conocí el compromiso de esos curas para con sus rebaños –tengo muy presente en la memoria a Marturet y Tiscornia preferentemente–, así como la labor periodística de uno de ellos cuando mostraba mis primeras armas en la prensa formal en el otro diario de esa época en Corrientes y con quien, por la lógica de todo ambiente chico, algunas veces cruzamos unas pocas palabras.Debo aplaudir esta reivindicación y desagravio para quienes en aquellos años difíciles supieron elegir el camino que les pareció más justo y correcto, aunque debieron entonces soportar la incomprensión, la reprimenda y el castigo de superiores cuya opción, en muchos aspectos, no ha cambiado y sigue siendo diferente a la de aquellos cuatro sacerdotes, aunque ahora los nombres sean diferentes.
Discussion about this post