El miedo a crecer es universal. Lo desconocido y lo nuevo moviliza la angustia, al enfrentarse hacia un vacío.En el transcurso de la niñez, el niño debe aprender a tolerar la frustración y comprender que ni los padres ni el mundo están a su servicio. Un trabajo de duelo lo espera en relación a lo que sus padres depositaron en él en conjunción con sus propios deseos, ideales y frustraciones, para de esta forma, poder encauzar un deseo propio. Dejar de ser el sueño de otro, por ejemplo: “La niña diez”, “Mi hijo el ganador” para poder tener un sueño con sello propio.Como todo duelo, es un proceso y lleva su tiempo, no se resigna tan fácilmente el “paraíso infantil”.Debe desprenderse de ese mundo infantil, donde vivía cómodo y placenteramente en una relación de dependencia, con sus necesidades básicas satisfechas y roles claramente establecidos, siempre y cuando hablemos de núcleos familiares donde se establecen estos tipos de vínculos.En la obra: “Alicia en el país de las maravillas” lo vemos ilustrado, Alicia, debe sortear algún obstáculo e interrogante a cada paso. Se muestra también la dificultad en adoptar una nueva imagen, apareciendo la incomodidad con el propio cuerpo.Dichos cambios, muchas veces son vividos por los niños como algo externo frente a los cuales, toman la posición de espectador, impotentes frente a lo que ocurre en su organismo.El miedo cumple una función adaptativa y de supervivencia de la especie. Así el miedo aparece como un sentimiento producido por la sensación de peligro real presente o inminente, o por la imaginación y anticipación de ese peligro. Implica una inseguridad y su función es desencadenar la acción adecuada para protegerse de esa conducta.Los miedos por lo tanto son algo normal en las personas, y son habituales en determinadas etapas de desarrollo de los niños y niñas. Cumpliendo una función adaptativa que les ayuda a protegerse de los peligros y a ser precavidos.Pero los miedos pueden también ser excesivos y convertirse en desadaptativos, dificultando el funcionamiento diario de los pequeños. Es importante prestar atención, sin alarmarnos, a los miedos infantiles.Los miedos más comunesLos miedos ante un estímulo real que puede provocar o podría provocar daños son normales y los van a proteger, porque los harán más precavidos. Por el contrario aquellos miedos que no se correspondan a un estímulo real o presente, pueden convertirse en desadaptativos, impidiendo un desarrollo sano. Esto ocurre cuando el miedo no deja que el niño se desenvuelva, lo paraliza en determinadas acciones o situaciones. Es fundamental prevenir estos miedos, que pueden desencadenar en fobias y en caso de que aparezcan, enseñar a los pequeños a superarlos.Entre los miedos más comunes podemos citar: • Miedo a los extraños. El miedo a los extraños es normal y cumple una importante función de protección, ya que evitará que se acerquen a personas que puedan dañarles. Pero si este miedo es excesivo y dificulta la vida social de los niños, debemos preocuparnos.• Miedo a la separación de la figura de apego. Los niños y niñas temen separarse de sus figuras de apego, ya que se sentirán desamparados y desprotegidos. Este miedo es normal y adaptativo en los primeros momentos, debe ir desapareciendo de forma natural a medida que crecen.• Miedo a los cambios. Para los pequeños todo es descubrimiento. Que las cosas no cambien, les aporta seguridad y confianza. Los cambios suponen no saber a qué nos tenemos que enfrentar. Es importante que vean los cambios como algo natural y que los vean como una fuente de posibilidades.• Miedo a la oscuridad. La oscuridad causa temor a muchas personas, ya que no podemos ver que nos acecha o que ocurre a nuestro alrededor. Es común en los niños y niñas pequeños e irá desapareciendo poco a poco. No debemos darle mucha importancia.• Miedo a los animales. Algunos niños y niñas temen a los animales, ya que puede suponer un daño físico. Este miedo suele ser causado por alguna experiencia previa con un animal.• Miedos escolares. Los miedos escolares aparecen ante los exámenes o ante ser evaluado socialmente. Estos miedos son desadaptativos, ya que los peligros no son reales.• Miedo al daño físico. Todos tememos ser agredidos o sufrir un daño físico. Pero si este miedo nos impide realizar determinadas actividades perjudica nuestro bienestar.• Miedo a la muerte. Los niños y niñas que experimentan el fallecimiento de un ser querido, desarrollan este miedo. Es importante dar cariño a los pequeños y explicarles la situación para no crear temores excesivos y exagerados.Colaboración: Báez Myrian MabelLic. en Psicopedagogí[email protected]
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