Vivimos en un mundo cambiante donde suceden muchas cosas que impactan en nuestra vida, algunas son negativas y pondrán a prueba nuestra resistencia, tanto que en algunos casos el impacto será tal que trastocará nuestra existencia, finalizando una época.Los hechos que nos sacuden por lo fuerte e impactante, probarán nuestro temple, nadie está excluido, una enfermedad, un accidente, una decepción amorosa, la pérdida de un ser amado, un engaño, una pelea, una destrucción de patrimonio como en un terremoto o incendio, son la piedra inicial para entrar en crisis.“En las grandes crisis el corazón se rompe y curte”, nos dice H. Balzac, de la forma en que la enfrentemos nos hundiremos o levantaremos, y prepararemos el camino a seguir.Aunque las crisis dan miedo no existe una única forma de presentarse, podemos “desfallecer” sin fuerzas ni energía, tener ganas de llorar, se nos “mueve la estantería” como diríamos vulgarmente, podemos sentir falta de aire, tenemos angustia, ahogo y dolor; si nuestros queridos o amigos están involucrados podemos hundirnos más, hasta quedarnos sin aliento y perder las ganas de vivir.Todo desfallecimiento implica sentirse “angustiado, con ansiedad o miedo”, una pena nos deja desnudo, apareciendo como reacción ante un peligro desconocido, como al enterarnos de pronto de que estamos enfermos seriamente.La angustia es “estrés” con un intenso malestar psicológico y físico, con elevación del ritmo cardíaco, temblor, sudoración, sensación de opresión o dolor en el pecho, falta de aire e insomnio, como cuando fallece un ser querido. La angustia no nos deja pensar, tenemos duda e indecisión, si se hace crónica o profunda y si la ayuda no viene se dispara la “depresión”.“Una fábula cuenta que el diablo una vez ofreció en venta algunas de sus herramientas, allí estaban la malicia, el odio, los celos, el engaño y otras con los precios indicados para cada herramienta.Una de ellas estaba apartada de las demás con un precio muy alto, cuando le preguntaron al diablo porqué tenía tanto valor, replicó:-Porque es mi herramienta más eficaz, se llama la “depresión”, con ella puedo superar y vencer a cualquiera-. Las crisis nos sacuden la “modorra” de lo monótono, y de la forma en que superemos una podremos seguir en la lucha con las otras, ellas nos dañarán dependiendo de nuestra fortaleza.Las consecuencias al sobrellevar una crisis es “vencerla, abatirnos o salir empatados por el momento”, dependiendo de la fortaleza que mostremos, la cual está edificada sobre la confianza interior que tengamos para solucionar problemas. Así como un edificio se mantiene en pie por la resistencia de sus cimientos, la fortaleza de cada persona podrá mantenerse erguida ante las crisis, por los cimientos de sus valores intelectuales, emocionales, morales, físicos y espirituales, la ayuda de la familia, de los amigos y de la sociedad.En las crisis, el poder de nuestra fortaleza nos otorgará la unidad de criterio necesaria que nos permitirá salir victoriosos, debemos aprender a ser imaginativos, controlar las emociones y reactivar nuestra inteligencia.El aspecto positivo de toda crisis es que nos sacan de la monotonía, la rutina y el conformismo, permitiéndonos evolucionar, ser creativos y superarlas, de las crisis nace la inventiva, lo mejor de cada uno, los descubrimientos y las estrategias.Ante una crisis debemos analizarla, no conformarnos, trabajar duro para superarla, muchas veces debemos buscar ayuda, y al superarlas mejoraremos nosotros mismos.Una discapacidad repentina, un accidente, una falla de nuestra salud, una deficiencia, son adversidades que generarán nuevas oportunidades y caminos, “el tiempo y nuestra actitud decidirán”.Debemos entender que por las crisis se “pasa”, no se está permanentemente en ellas, navegamos a través de ellas para que en un momento podamos traspasarlas, todas las crisis son temporales como las tormentas, como un tiempo malo que pasará.En las crisis debemos tomar el control de nuestras vidas, evitando hacer las cosas más difíciles de lo que ya están, debemos buscar la solución más adecuada y lógica, que puede ser la más rápida y fácil, pero no siempre será así. No debemos caer en los “círculos viciosos” de angustia-depresión-más angustia-más depresión. Sí debemos frenarlos pues nos llevan indefectiblemente a nuestra destrucción, ellos son el pesimismo, la angustia, la depresión, el temor y la negatividad.“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo, la crisis es la mejor bendición que puede sucederles a las personas y países, porque la crisis trae progresos” nos dice A. Einstein.Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía, sin crisis no hay méritos, es en las crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche, en la crisis nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias nos hacen superarnos, quien atribuye a la crisis la causa de sus fracasos y penurias, descree de su propio talento, respetando más a los problemas que a las soluciones.“La verdadera crisis es nuestra incompetencia para encontrar las salidas y soluciones”.Hablar de crisis es promoverla, callar en la crisis es conformarnos, en vez de esto debemos trabajar duro y acabar con la única crisis amenazadora, que es no querer luchar por superarla.¿Será verdad que sólo ante el abismo cambiamos? Las crisis son inevitables y seguro que todos tendremos alguna en algún momento de la vida, como una crisis familiar, espiritual, financiera, relacional o política.Lo importante y difícil no son las dificultades inesperadas, sino cómo las manejamos, debemos aprender a mirar lo que está más allá de nuestra angustia, sino no creceremos ni maduraremos.El camino correcto a tomar en las crisis para solucionarlas no es correr, no es paralizarnos, no es ser indiferentes e ignorar la emergencia. Al contrario, el camino correcto es tranquilizarnos, sentarnos para encontrar la orientación de “aquel que todo lo puede”, que nos ayudará a hacer lo correcto y vivir la vida con integridad. Dice el dicho “siempre que llovió, paró”, después de cada noche amanece, después de cada tormenta siempre hay calma y paz.Por Bazán J. L. – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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