Tras recorrer ocho mil kilómetros en bicicleta y otros miles en una travesía en barco, por cuatro países y 50 ciudades sudamericanas, incluyendo el Amazonas, Pablo Hassan (23) y Luciano Dell’oli (26) volvieron a sus ciudades de origen con el alma llena y el espíritu transformado.Recientemente ambos culminaron sus estudios de Derecho en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y como para coronar el fin de una etapa, se propusieron recorrer cuatro países del continente sudamericano y recorrer más de 50 ciudades realizando cicloturismo. “Fueron 3 meses y medio en los que pasamos por muchas cosas. Dormimos en casa de familias, en municipalidades, cuarteles de bomberos, jefaturas de policías, barcos, casas abandonadas, estaciones de servicio, en hospedajes, hosteles y con la carpa en todo tipo de terrenos: montaña, selva, playa y en sierras”, rememoró uno de ellos, el posadeño Pablo Hassan que para él, el viaje “fue el mejor de su vida hasta ahora”. “Pasamos mucho frío en las alturas de más 4.500 metros sobre el nivel del mar. Estuvimos bajo nieve y con mucho calor cuando bajábamos a menos de 1.000 sobre el nivel del mar. Pasamos momentos de hambre y de sed. Tuvimos mucho cansancio en algunos tramos y mucha energía en otros. Sufrimos con algunas subidas y tuvimos mucha adrenalina con sus bajadas. Conocimos todo tipo de personas, muchas personas buenas y otras no tanto, de las cuales también supimos aprovechar y aprender de ellas”, sintetizó el joven sobre la intensa experiencia que duró más de tres meses y medio.Sobre la enseñanza de la experiencia vivida Pablo reflexionó: “Por sobre todas las cosas, en todo este tiempo, fuimos muy felices, disfrutamos mucho todo lo que hicimos y todas las vivencias que tuvimos, aprendimos y crecimos enormemente. Entendimos que la felicidad puede ser un lugar limpio donde dormir o un vaso de agua fresca, porque en muchas ciudades no hay agua potable. Valoramos, valoramos mucho lo que tenemos”.“La experiencia es única”La travesía se cumplió en dos etapas. Una en bici hasta entrar a la selva amazónica y después se movilizaron en barco hasta llegar a Manaos, por el simple hecho de que en el amazonas no hay casi caminos y el medio de transporte es pluvial.“Cualquier manera de viajar es hermosa, pero la particularidad que tiene la bicicleta es estar constantemente en contacto con la naturaleza, vivir de una manera muy sencilla durante el tiempo que dure la travesía por el simple hecho lógico de que en la bici llevas lo mínimo necesario para vivir”, se emocionó.
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