Hoy se celebra el día internacional del Migrante, a nivel mundial y según cifras de Naciones Unidas, se estima que unos 130 millones de personas viven fuera de su país de origen.La Asamblea General de la ONU, adoptó la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares a fin de asegurar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos ellos.La migración internacional es un fenómeno en aumento y su impacto puede contribuir de forma positiva al desarrollo de los países de origen y los países de destino, siempre y cuando se respalde con políticas adecuadas.Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para las sociedades en todo el mundo. Para muchos migrar ha sido la expresión valiente de la determinación individual para superar la adversidad y buscar una vida mejor, en un contexto de incertidumbre, urgencias y complejidades.Entiendo que para que este fenómeno pueda contribuir en forma positiva, debemos ampliar nuestros horizontes y mirar como hermanos a quienes vienen o van en busca de mejores oportunidades y protección, ya sea para ellos mismos o sus familias, aspiración por la que todos luchamosEl domingo pasado conmemorábamos el sexagésimo octavo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, celebro la proclamación de todos ellos y abogo por hacerlos efectivos, sin duda que estar mejor y en paz es un derecho que todos tenemos, indispensable para poder ejercer los otros. Sin paz no hay educación, ni salud, ni justicia.Así, en su artículo 28, la DUDH proclama “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”.Hacer efectivos todos estos derechos, a veces, genera conflictos. No todos los entendemos de la misma manera, nuestras escalas de valores difieren y solemos quedarnos entrampados en polarizaciones debatiendo que derecho debe prevalecer.En nuestra ciudad, debido a su ubicación geográfica, convivimos a diario con diferentes etnias y nacionalidades, esto implica que en cada esquina podemos encontrarnos con la oportunidad de generar valor a partir de las diferencias, de manera tal de aprender, crecer y mejorar.Las Naciones Unidas definen la Cultura de Paz “como un conjunto de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que rechazan la violencia y previenen los conflictos atacando a sus raíces a través del diálogo y la negociación entre los individuos, los grupos y los estados”.Avanzar en el camino de la paz, armonizar nuestra vida y nuestra convivencia, en aras de hacer realidad los derechos humanos proclamados, no es un camino dado, es un trayecto que debemos construir día tras día.Una forma de hacerlo es a través de los espacios de diálogo para tratar nuestros conflictos, los que se encuentran a disposición en cada barrio de la ciudad. El aporte de cada persona es un granito de arena que suma a la construcción de la paz, tanto en la vida privada, como en la acción comunitaria.La tradicional cultura de la confrontación es muy fuerte, aunque no nos ha llevado muy lejos, o al menos, no de forma satisfactoria, les propongo usar estos espacios eligiendo el diálogo para construir la paz.ColaboraValeria [email protected] 3764-510132
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