El golpe ha sido mayúsculo y se ha traducido en un derrumbe de la acción del banco de casi el 11%, obligando a una suspensión de las negociaciones bursátiles de este papel en el recinto de Milán.La larga crisis de la entidad, la tercera de Italia y la más antigua del planeta, parecía abocada a una reestructuración con el aporte de capitales privados que se venía retrasando a la espera del resultado del referéndum sobre la reforma política celebrado el domingo pasado.El resultado adverso de la consulta convocada por el primer ministro Matteo Renzi y su inmediata dimisión, complicó aún más ese proceso debido al vacío político y a la incertidumbre alrededor de los plazos y formas del relevo gubernamental.La resolución adoptada por el directorio del BCE presidido por el italiano Mario Draghi confirma que la derrota de Renzi en el referéndum constituye un enorme factor de riesgo para el conjunto del sistema bancario italiano, aquejado por una crisis estructural de gran calado.Renzi, como anteriormente su ex colega británico David Cameron, cometió el error de ligar el resultado del referéndum con su permanencia en el poder, máxime en una etapa en la que los pueblos europeos giran hacia posiciones cada vez más críticas hacia la Unión Europea (UE) y los políticos tradicionales.Consciente de la gravedad de la apuesta realizada por Renzi, un amplio arco del poder económico y político europeo, desde la UE y el BCE, pasando por la gran industria y la banca de Italia, apoyó al primer ministro en el referéndum para asegurarse la estabilidad en la península.Ese respaldo adquiere aún más sentido cuando se toma en cuenta que la arriesgada jugada de Renzi tuvo como telón de fondo una economía cuya deuda pública representa el 130% del PBI, la más elevada de laseconomías desarrolladas y la segunda mayor después de la de Grecia. Y, sobre todo, una situación de potencial quiebra del sistema bancario cuyos préstamos dudosos rondan los 360.000 millones de euros, algo así como el 20% de la cartera crediticia total.Italia tiene, además, el desgraciado récord de una economía estancada durante los últimos tres lustros, así como un de las tasas de desempleo juvenil más elevadas de Europa junto con España y Grecia, y una tasa general de desocupación del 11%.La petición del Monte dei Paschi di Siena al BCE incluía una extensión de cinco semanas para conseguir los aportes privados de 5.000 millones de euros a inyectar como capital del banco.Pero el ente monetario europeo ha creído que ampliar el plazo para esta solución implicaría avalar una iniciativa de la cual las instituciones y gobiernos de la Eurozona han desconfiado desde que fuera anunciada hace más de dos meses.Rescatado por el Estado en dos oportunidades, en 2014 y 2015, a un costo de 8.000 millones de euros, el banco no consiguió, sin embargo, superar su crisis y este año su capitalización bursátil se derrumbó en un 85% después de haber fracasado en los test de estrés de las entidades financieras europeas.Después de que el BCE exigiera al Monte dei Paschi un incremento de su capital para fines de este año, sus autoridades comenzaron a desarrollar con el J.P. Morgan y Mediobanca un plan para lograr una inyección de 5.000 millones de euros del fondo soberano de Qatar.La caída de Renzi, quien renunció a su cargo el pasado miércoles, ha congelado este plan, ya que ningún inversor quiere arriesgar tanto en un cuadro donde las alternativas van desde la formación de un gobierno tecnocrático hasta 2018 hasta una convocatoria a elecciones para la que es necesario reformar la ley vigente.Con la decisión adoptada por el BCE, el directorio del Monte dei Paschi discutía anoche si lanzar de inmediato una recapitalización preventiva del banco que, de acuerdo con las normas de la UE, supone pérdidas forzosas de sus accionistas y ahorristas. Esta salida es la que se ha querido evitar hasta ahora para no desatar pánico en el sistema bancario y bursátil de Italia.La segunda opción que se evalúa en la cúpula de la entidad es intentar una última apelación al mercado, buscando conseguir los 5.000 millones de euros, una opción que suena a todas luces como desesperada.La tercera posibilidad es que el Estado acuda en auxilio del banco y lo ponga bajo su control. Una alternativa que, en principio, supondría una protección para los pequeños ahorristas.Pero esto no está asegurado, ya que la legislación de la UE exige que los primeros en pagar los costos de la crisis de un banco sean sus accionistas y ahorristas, algo que implica, en este caso, la quiebras de éstos pues el Monte dei Paschi ha perdido el 85% de su valor bursátil en lo que va del año.Proceder a un rescate de estas características podría ser extremadamente riesgoso para el sistema bancario en un momento en el que el UniCredit, el mayor banco de Italia, se dispone a lanzar el martes próximo una emisión de acciones para recapitalizarse en 13.000 millones de euros.Como lo señala con mucha precisión la última edición del semanario británico The Economist, "pase lo que pase en la política en los próximos meses, Italia debe, por sobre todo, evitar una crisis financiera que se extendería de manera desastrosa en la Eurozona".La crisis del Monte dei Paschi es, en realidad, apenas la punta del iceberg de la compleja trama de dificultades del sistema bancario italiano.Para solventar su recapitalización, el UniCredit se deshizo esta semana de su participación en un banco polaco, al tiempo que sigue intentando vender su rama de gestión patrimonial a una compañía francesa.Asimismo, la presión del mercado para las fusiones han llevado a la integración en octubre pasado del Banco Popolare y de la Banca Popolare de Milano, mientras que otras dos entidades de importancia, el Popolare di Vicenza y Veneto Banca, estudian llegar a crear un solo banco.Los próximos días revelarán si la resolución del BCE ha sido adecuada o si, por el contrario, agravará la potencial quiebra de gran parte del sistema bancario de Italia.Si así fuera, se trataría de un error garrafal en el contexto de precariedad gubernamental de Italia que podría derivar en una seria crisis del ya debilitado sistema político, lo que repercutirá, a su turno, aún más negativamente en el conjunto de la economía.Fuente: Agencia de Noticias Télam
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