“No era yo en ese momento, no sé qué pasó, pero ya está… No iba a matarle al viejo, pero me pasé”, le dijo Martín Nicolás Olivera a los policías que acaban de arrestarlo en el barrio Tareferos de Eldorado. Tenía 33 años y el malezal en el que intentó ocultarse, cerca de Matienzo y avenida El Fundador, de poco le sirvió para eludir a los uniformados.La detención se produjo apenas horas después de que el cuerpo de Juan Pablo Espíndola (56) fuera descubierto mutilado a machetazos a un costado de la cama donde había sido sorprendido mientras descansaba. Testimonios del barrio y de los cercanos a la víctima permitieron a los investigadores llegar al principal sospechoso.En los últimos días el magistrado Roberto Horacio Saldaña, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de Eldorado, dio por cerrada la investigación y elevó a juicio la causa en contra de Olivera, quien permanece imputado por el delito de “homicidio calificado por la alevosía” y podría recibir prisión perpetua en caso de ser hallado culpable.Una supuesta venganzaLa historia del crimen de Espíndola arrancó, paradójicamente, donde luego acabaría su vida, en la habitación tipo dormitorio que alquilaba cerca del cruce de las calles Cabo?Leoncio Acuña y Concepción de la Sierra del kilómetro 2 de Eldorado, a tres cuadras de la avenida San Martín y casi seis de la comisaría seccional Segunda.En ese lugar, la víctima, Olivera y otros dos hombres compartieron un asado entre el mediodía y hasta cerca de las 17 del viernes 15 de agosto de 2014, el día previo al hecho. Al parecer, una relación de amistad unía a los cuatro involucrados en el almuerzo.Ese vínculo, se supone, también se extendía a uno de los hijos de la víctima. Eso explica porqué tras abandonar la escena, Olivera y otro de los presentes se dirigió a la casa del hijo de Espíndola, domiciliado a unas ocho cuadras de lo de su padre, donde al parecer se extendió una presunta “ronda de tragos” que había comenzado antes.En ese lugar, el dueño de casa y el acusado tuvieron una seria discusión que, al decir de testigos, provocó que Olivera fuera echado. La principal hipótesis de la Justicia es que eso provocó la ira del imputado, que tomó la determinación de desquitarse con el padre de su contendiente.La venganza se consumó durante los primeros minutos del sábado 16 de agosto de 2014. Según la reconstrucción que consta en el requerimiento de elevación a juicio, Olivera llegó a la habitación del kilómetro 2 munido de un machete con una hoja de 40 centímetros de diámetro. Encontró a Espíndola en pleno descanso, “en estado de indefensión absoluta”, y lo atacó “sin correr peligro o riesgo para sí”, al decir de las autoridades. Los detectives creen que el pensionado logró levantarse en medio del ataque, pero igualmente fue derribado a machetazos. La autopsia confirmó luego trece cortes, uno de los cuales le afectó fatalmente uno de los pulmones.Sentado contra la pared, entre la cama y una mesita de luz, bañado en sangre y con la almohada a un lado, también hecha ‘flecos’ por los machetazos. Así encontró a Espíndola el hombre que le alquilaba la habitación, alrededor de las 11.30, cuando llegaba para invitarlo a almorzar. No tardó en dar aviso a la Policía.Los uniformados tampoco demoraron mucho en saber qué es lo que había pasado. Tras recolectar numerosos testimonios, fueron por Olivera hasta su vivienda del kilómetro 3, pero no lo encontraron. Siguieron sus pasos y finalmente lo interceptaron en el barrio Tareferos, donde trató de ocultarse. Ya esposado, en la patrulla, lanzó sus verdades y hasta exigió saber quién lo había “quemado”. Después, entre sollozos, contó que había dejado el arma homicida clavada en la tierra cerca de un hogar de ancianos de la calle Ameghino. Allí la encontraron los policías.Encuadre legalOlivera deberá sentarse en el banquillo de los acusados para responder por el delito de “homicidio calificado por la alevosía”, que según el inciso 2 del artículo 80, establece la pena de “reclusión perpetua o prisión perpetua (…) al que matare (…) con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso”. El expediente será elevado al Tribunal Penal 1 de?la Tercera Circunscipción Judicial, con asiento en Eldorado, donde se desarrollará el debate, presumiblemente el año próximo. El acusado permanece tras las rejas en la Unidad Penal?III del Servicio Penitenciario Provincial.
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