El Boletín Integrado de Vigilancia número 329, confeccionado por el Ministerio de Salud de la Nación, permitió conocer que durante 2011 y 2015 se ocultaron brotes de enfermedades de transmisión alimentaria, entre ellas el síndrome urémico hemolítico (SUH).Según publicó el diario La Nación, hubo cuatro brotes comunitarios, 30 familiares y cinco brotes institucionales durante esos cinco años, sin registro oficial público hasta hace un mes. Inadvertidos hasta para los especialistas, los datos aparecieron el pasado 11 de octubre en el documento que elabora la cartera de salud a nivel nacional. Los boletines epidemiológicos que se difundieron semanalmente desde enero de 2011 no informaron sobre brotes de la enfermedad, hasta el 11 de febrero de 2015 cuando apareció el primero en La Pampa en diciembre de 2014. Entre enero de 2011 y 2015 sólo se informaron casos aislados, algo menos de 400 por año, mientras que ocurrían 39 brotes en todo el país. La diferencia entre un brote y un caso está en la cantidad de afectados: dos personas (casos) con contacto entre sí es un brote. En todo el país, la mediana de los casos anuales notificados es de 428. El año con mayor cantidad de notificaciones fue 2008 con 543 y con 337 el 2015 se presenta como el año con menor cantidad de casos notificados. En lo que va del 2016 se registraron 228, cifra inferior a lo registrado entre 2010 y 2015. Todos estos datos se desprenden del último Boletín Integrado del 29 de noviembre de este año. El 39% de los casos se concentra en el grupo entre los dos y cuatro años, seguidos por el grupo de un año con el 27%. Además, la distribución presenta un predominio femenino, con un 62% de los casos. El síndrome urémico hemolíticoEl SUH es una enfermedad causada por una bacteria productora de una toxina, que suele estar presente en los alimentos y en el agua. Tanto en niños como en adultos es una enfermedad grave que trae muchas complicaciones y puede producir la muerte.Las personas pueden contraer esta bacteria de alimentos contaminados, como carne picada de vaca y aves sin cocción completa como las hamburguesas, salame, arrollados de carne, leche sin pasteurizar, productos lácteos elaborados a partir de leche sin pasteurizar, aguas contaminadas, lechuga, repollo y otros vegetales que se consumen crudos. También se puede producir el contagio de persona a persona por prácticas higiénicas inadecuadas y otra vía de contagio es a través de aguas de recreación.El SUH puede presentarse a través de síntomas como diarrea, dolores abdominales, vómitos y otros más severos como diarrea sanguinolenta y deficiencias renales. La complicación de la enfermedad afecta particularmente a niños, ancianos y aquellos que, por padecer otro tipo de enfermedades, tienen su sistema inmunológico deprimido. En algunos casos, puede llegar a provocar la muerte.La historia de Colette“Preparate para lo peor”, dijo la médica y en sus oídos todavía retumban esas palabras. Alejandra y Javier habían llegado hacía apenas dos días con su hija Victoria Colette (2) a la guardia del Hospital Pediátrico de Posadas porque la nena tenía fiebre, vómitos y diarrea. Fue el domingo 6 de noviembre después de pasar todo el sábado 5 con dichos síntomas. En la guardia le diagnosticaron deshidratación y la internaron con la intención de estabilizarla y descubrir la razón de los síntomas. Entre las posibilidades estaba el SUH. “Fue muy difícil porque mi hija estaba bien un día e internada al otro. Yo no entendía nada”, relató su mamá Alejandra a PRIMERA EDICIÓN. El primer diagnóstico fue insuficiencia renal aguda: sus riñones funcionaban sólo en un 14%, no orinó por cuatro días. Horas después se supo la razón: el SUH estaba haciendo estragos en su cuerpo.Los médicos eran claros: Colette estaba estable, pero grave. Para poner a funcionar sus riñones debieron realizarle sesiones de diálisis todos los días por casi dos semanas y recibió cuatro transfusiones de sangre porque la enfermedad destruía los glóbulos rojos, lo que la dejaba anémica. Fueron días interminables. Estuvo casi dos semanas en terapia intermedia donde la vigilaban constantemente y después pasó a sala común en donde se recupera de manera favorable. La razón: un “choripan” mal cocido que comió en el cierre de actividades escolares de su primita. “No había otra posibilidad, todo lo que come lo cocino yo o sus abuelas”, dijo su mamá. No fue la única, tras su internación ingresaron otros tres chicos con el mismo diagnóstico.La insuficiencia renal detectada al principio fue una consecuencia del SUH. Todavía no sabe si tendrá alguna secuela. “Nos recostamos en Dios. Gracias a eso soportamos lo que vivimos acá, porque estuvo al borde de la muerte”.
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