Vivimos inmersos en una cultura traspasada por la violencia y el autoritarismo. La disciplina consiste en un método de enseñanza. El castigo tiene que ver con el maltrato, algo que tristemente es moneda corriente por estos días. ¿Qué deberíamos hacer los padres en la educación de nuestros hijos? Sin duda, hacer uso de la disciplina sobre ellos, lo cual no es otra cosa que fijar los límites que ellos nos piden a gritos. Tanto en Argentina como en el resto del continente latinoamericano, somos testigos de una gran dosis de maltrato entre las personas y, en especial, de los varones hacia las mujeres. Ésto último es lo que comúnmente se llama “violencia de género”, que cuesta miles de vidas cada año. Una persona que sufrió maltrato de chica, que fue castigada y lastimada física y emocionalmente, muy probablemente va a reproducir de grande el mismo ciclo de violencia sobre aquellos que lo rodean. Muchos varones (y también mujeres) recibieron golpes en lugar de caricias, besos y abrazos en la niñez. Por esa razón, no son capaces de ser cariñosos con sus parejas e hijos. La realidad es que una persona violenta tiene mucha ira reprimida en su interior, que sale a la superficie en forma de maltrato físico y emocional, dureza, crítica y desvalorización de los demás. Aquellos que tenemos la fortuna de ser padres, necesitamos mirar hacia atrás y con toda honestidad y la mayor tranquilidad ver de qué manera nos han marcado nuestros padres. Si hay algo negativo, tenemos que perdonarlo y soltarlo, pues solo así podremos sanarnos interiormente y, sobre todo, no repetir los errores de ellos con nuestros hijos. Todos, sin excepción, provenimos de familias con algún tipo de disfuncionalidad, con padres, hermanos y demás miembros que tenían tanto luces como sombras. Lo importante es no proyectar sus conductas en las próximas generaciones. Pero volviendo al tema de los límites, por qué son necesarios tal vez te preguntes. Porque un ser humano sin límites tendrá grandes problemas que él mismo generará para hallarlos. Tomémonos el tiempo de sentarnos y explicarles a nuestros hijos, en un marco de amor, el hecho de que todos nuestros actos, buenos y malos, traen consecuencias. Comparto algunas ideas prácticas para establecer límites en la vida de nuestros hijos:• Ser un ejemplo a seguir para ellos.• No compararlos con los demás, ni siquiera sus propios hermanos.• Proveer un espacio para la comunicación.• Nunca descalificarlos, cuando se equivocan. • Felicitarlos por todos sus logros.• Jamás recurrir a la violencia física.Los límites son en sí mismos un mensaje positivo de amor que les recuerda a nuestros hijos que son importantes para nosotros. No tengamos miedo de fijarlos porque con el tiempo ellos nos lo agradecerán. Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a [email protected] StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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