Señora Directora: Un prócer de la Patria, sin importar quien haya sido, debiera ser un hidalgo y no seguir torturando a un pueblo hermano. De eso se trata el cambio. No nos “hacemos del oso” y menos si somos misionero y guaraní. Gentilicios inseparables, de ser así el resultado hubiese sido muy positivo, honroso para la Nación y para los misioneros de mucha paz.La naturaleza está para protegernos, pero ¡guay si se la trata mal!, el castigo puede ser terrible. Aunque duela debemos apuntar: tuvimos otra hecatombe, y no de la naturaleza, que nos dejo casi mudos en toda Sudamérica. Que en este momento, por más tarde que sea, quienes somos de la región, sin ser un sueño, deseamos encontrar algo de calma, si en algo entendemos la buena vecindad y la hermandad americana desde época inmemorial.Nuestra unión familiar la arrastramos desde hace muchísimo siglos, sin ser obra de lusitanos, ni indirectamente el mal pasado familiar. El nombre de la ciudad de Encarnación nos pertenece desde nuestro mismo nacimiento porque somos gemelos con más de 400 años de historia mutua. Itapúa no es un nombre impuesto, es bien americano.Las maravillas de este lugar comienza con la esclavitud de los auténticos dueños, aparecen los conquistadores y adelantados. Se crea la provincia gigante de las Indias con un solo gobernador, luego existen las dos gobernaciones, siempre muy unidos. Encarnación oficialmente es declarada capital de Itapúa; pasados los años es atrapada por un ciclón y desaparece.He aquí, aparece el verdadero sello familiar. Los misioneros nunca serán olvidados. En esta región impera la hermandad. Los paraguayos están mareados, todo el Paraguay llora. Una de sus más céntricas arterias, en acción de gratitud, ostenta el oprobioso nombre de nuestra capital, pero como ellos son tan respetuosos…Como los capitalinos presumimos de más inteligencia o que somos de linaje, debemos estar pensando que el nombre de nuestra ciudad debe ser una gran bendición y con mucho peso de glorias. Como argentino, al nombrar a Sarmiento, Avellaneda, Urquiza, Alberdi, no lucen diademas, pero nos quedamos atontados por las respuestas de varios vecinos que participaron como soberano.Nadie tiene la última palabra y si los misioneros creemos que somos de linaje, es pura petulancia…Sigamos con el recuerdo. Buenos vecinos como los lectores nos dejaron atónitos al darnos las respuestas para esa cuestión. ¿Quién puede respaldar a varias charlas con participación documentada en un gran debate libre?… pero bien controlado. Del archivo de Corrientes se puede extraer el nombre de la persona que propuso el nombre para esta ciudad, ya que tiene peso, más el acta de fundación de la otrora Trinchera de San José.Volviendo al quid de la cuestión, el general Mitre nunca estuvo en Corrientes ni en Asunción durante el tiempo que duró la hecatombe sin parangón, ni durante la lucha por la independencia americana. Ni en la batalla de las Termópilas se encontraron arrojos tan increíbles.Ciertamente, el hermano del general Mitre, otro militar, estando en las proximidades de Asunción no permitió que nuestra bandera fuese manchada por la inconducta de algún hijo.La noble acción de los señores concejales no pretende cambiar la historia de la Patria, sino enmendarla humildemente. Tal vez desde el fondo inmortal de la historia, el mismo Prócer nos esté guiando y agradeciendo en homenaje a la Patria Grande.Que los misioneros no seamos más grande que el más grande karaí.
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