Hablar de placer hoy día es encender todas nuestras lucecitas mentales, especialmente las de “color prohibido” que alimentan nuestras fantasías, nos gustan mucho y nos desgastan inútilmente, pues al placer lo relacionamos con lo oculto, con el sexo y con lo que es difícil de hablar.Porque somos seres en búsqueda permanente del placer, creemos que a cada paso debemos destapar una ilusión para no quedarnos secos ni aburrirnos.Pero buscar el placer es más amplio, es una tarea noble y necesaria que debemos aprender, donde a veces lo prohibido de antes hoy se tolera liberándolo de su aura pecaminosa, como por ejemplo las relaciones sexuales pre-matrimoniales que antes eran prácticas totalmente pecaminosas y discriminatorias, hoy son habituales y mejor toleradas.Somos seres con comportamientos bastantes previsibles, con un patrón de ideas comunes que generan conductas similares, pues compartimos una misma evolución histórica e igual constitución física y mental.Poseemos impulsos básicos que orientan y dirigen nuestra conducta, son “la perpetuación de nuestra especie” y “la satisfacción del placer”, íntimamente relacionados entre sí, los compartimos todos, son transmitidos por herencia y tienen escaso control de nuestra voluntad consciente.Perpetuarse es sobrevivir por medio de un instinto profundo de vida que permite nutrirnos, crecer, desarrollarnos, aprender, investigar y generar riquezas, para poder madurar y obtener seguridad, también es defendernos.Además perpetuarse es encontrar refugio, y atacar si es necesario cuando existe un medio hostil o difícil, es la reproducción con el cuidado de las crías hasta que logren su independencia.Nacemos con la emoción básica de “satisfacción/insatisfacción”, si cubrimos nuestras necesidades sentimos placer sintiéndonos gratificados, como el bebé con hambre está insatisfecho y llora, pero al amamantarse sacia su hambre y tiene placer.La forma en cómo el niño resuelve su confort o disconfort, queda grabada en su memoria y aflorará con cada experiencia. Aunque no lo confesemos, buscar placer es un motivo principal en nuestra vida, concretándose con el beber, comer, dormir, ejercitarse, tener sexo, ser exitosos, ser imaginativos, en tener ideas nuevas o creatividad y en crear una espiritualidad madura. Para buscar placer debemos aprender los diferentes mecanismos necesarios para relacionarnos con el medio y con otros seres, como por ejemplo debemos apreciar el sabor y olor de un alimento, observar la naturaleza, buscar pareja, desear vivir con ella, tener y cuidar la descendencia.El placer de comer y beber nos estimula y acompaña toda la vida, también nos da placer lograr nuevas metas, ser más eficaces, ser reconocidos y valorados por lo que somos y hacemos, por ser exitosos y partícipes de nuestra comunidad.También sentimos placer sexual al aparearnos creyendo que es lo máximo, corriendo tras él toda nuestra vida, pero que se queda bastante corto cuando se lo compara con una “experiencia mística”. El placer nos orienta y dirige, en la medida que sepamos saciar y satisfacer este impulso lograremos nuestra felicidad, pero además poseemos el razonamiento, la reflexión, el crear e idear, imaginar y experimentar para intentar contener y controlar los impulsos equivocados que guían nuestro placer.Nuestra búsqueda de placer está influenciada por nuestra sociedad, a través de la cultura, donde a veces creemos que sólo se lo encuentra en el comer, beber y tener relaciones sexuales, pero existen otras alternativas a considerar.Perpetuarse y obtener placer también es llevar una vida fecunda en ideas creativas con imaginación, sumándose al conjunto de “ideas” ya existentes en cada cultura, también es desarrollarse espiritualmente para integrar la “Red Espiritual Universal”, que atraviesa todos los tiempos, los espacios y las personas.Debemos evitar buscar excesos de placeres, placeres distorsionados y aberrantes, causados por malas decisiones, tenemos que seleccionar la búsqueda placentera, controlando cada impulso, instinto u emoción, así como seleccionamos comidas por su gusto, olor y aspecto, comiendo frutas y no barro como los gusanos.Durante cualquier acto de placer producimos sustancias en nuestro cuerpo similares a la morfina, pero sin sus efectos indeseables, llamadas “endorfinas”, ellas también se producen en el ejercicio físico y al sentir dolor como en el parto, para calmarlo, siendo unos analgésicos eficaces.El placer y el dolor están en veredas opuestas, a uno lo buscamos y del otro huimos, si algo nos duele la búsqueda de una música agradable o una visión de un paisaje puede calmar ese dolor.Epicuro hace 2.300 años decía que “el placer era no sentir dolor en el cuerpo, ni inquietud en el alma, siendo el principio y el fin de una vida feliz, pues el dolor, el temor, la angustia, el odio, el vacío y la falta de sentido en la vida nos alejan del placer”.Con el placer buscamos un estado interior agradable, siendo una “mezcla química, física y emocional” que nos inunda por dentro, organizada y producida por nuestro cerebro, dándonos un bienestar mental y corporal, haciéndonos olvidar el dolor y transformarlo en pasajero, o como cuando hacemos un descubrimiento intelectual, o tenemos una relación amorosa, o un éxito ansiado y trabajoso, o una reunión familiar, u obtenemos una meta, o una expresión mística, o al encontrarle sentido a la vida o al lograr un buen estado de salud. Lo verdaderamente importante es orientar la búsqueda placentera hacia lo genuino y verdadero, y no destruirnos en una búsqueda insaciable que no llena, tampoco debemos eliminar la capacidad de experimentar placer, sólo debemos encontrar cada uno la dirección exacta hacia donde encauzarlo. Las pequeñas cosas de nuestra vida pueden causarnos placer si nos proponemos. La curiosidad que tuvimos de niños no debemos perderla ni aplastarla; además la rutina, las múltiples tareas y el mal humor no nos deben comprimir. Cuando nos sobrecargamos con niveles seguidos de estimulación placentera, por habernos esclavizado a la comida, los vicios, la bebida, la televisión, el trabajo y el sexo, cada vez necesitamos más cantidad e intensidad de los mismos, perdiendo interés en experimentarlo en las cosas simples del vivir.Fuentes inagotables de placer se pueden encontrar en la oración en soledad, al igual que dando en vez de recibir, en vivir la simpleza, en ser agradecido en vez de sólo pedir, en buscar sabiduría y fundamentalmente en amar.por Bazán J. L. – Médico“Deseo tu opinión”[email protected]
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