Señora Directora: Los posadeños estamos hartos de estar obligados a ser rehenes de una empresa hegemónica que explota (¿se aprovecha?) el transporte urbano de pasajeros en esta ciudad, Garupá y Candelaria. Cada vez que se habla de un pedido de aumento en la tarifa –que en general se concibe en valores exorbitantes– surge un inesperado “conflicto” laboral que interrumpe el servicio y deja por horas a los usuarios colgados donde se encuentren, obligándolos a caminar largas distancias o a buscar otros medios de transporte con costos adicionales a veces inalcanzables.Esa coincidencia hace sospechar sobre las reales razones de la “protesta”, aunque el gremio ponga la cara y, según dicen muchos choferes, haya obligado la medida (o haya sido forzado a concretarla). Siempre la razón suele ser un retraso salarial o alguna otra reivindicación, pero que abre sospechas por la regularidad con que ocurre cada vez que hay en juego un aumento de tarifa o un reclamo de mayores subsidios. Aun cuando estos son millonarios y son pagados por la Nación, la Provincia y el Municipio, existiendo –si mal no recuerdo– un fideicomiso por largo tiempo para garantizar que se les seguirá pagando por varias administraciones más.Opino que deben aplicarse las normas con toda firmeza por incumplimiento de las obligaciones del contrato y que no sólo se limita a esta “huelga” (¿o lock-out?), sino a muchas otras como, por ejemplo, los cambios arbitrarios y sin aviso de recorridos, en especial en días de lluvia que abandona y desprotege a los usuarios que viven en barrios alejados del centro. Hasta ahora se les intimó cada vez que sucedieron hechos como el de estos días, pero nunca pasó de ese cacareo. También me parece que debería flexibilizarse el servicio para dar ingreso a otras líneas y crear un sana competencia que facilite un más óptimo, mejor y más barato que el que hoy contamos.Y a los choferes y su sindicato les sugiero que imiten al personal de subterráneos o de trenes en Buenos Aires que, cada vez que reclaman, suspenden el cobro del pasaje cada vez que protestan, pero no dejan de atender al público usuario en un servicio público indispensable e insustituible.
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