A fines del mes de mayo de 2015, Misiones firmó un convenio marco con la Fundación Conin, encabezada por el reconocido pediatra Abel Albino, para que la provincia adhiera y aplique el método que lleva el mismo nombre en los hogares de día de Posadas e Iguazú. Un año y medio después de la firma, Albino destacó que “viene bajando la mortalidad infantil en Misiones”, lo que calificó como “magnífico”.El médico visitó la provincia en el marco del primer Congreso Latinoamericano Inmobiliario y habló sobre la mejora en los números en lo que respecta a desnutrición infantil. Destacó que “los centros de prevención han sido una pegada” y señaló que al momento de iniciar, la provincia tenía un 14% de mortalidad infantil y “ahora estaremos en un 9,5%, lo que es muy bueno”. El profesional habló de Fernando Monckeberg, vicepresidente de la Fundación y quien implementó el método en Chile hace aproximadamente 40 años. “Él dice que bajar hasta el 20 en desnutrición infantil es relativamente sencillo, bajar del 20 al 10 es difícil y bajar por debajo del 10 es muy difícil”, por lo que celebró los últimos números que se registraron en Misiones. Señaló que, en esta visita a la provincia, estuvo reunido con el vicegobernador misionero, Oscar Herrera Ahuad, quien “está muy feliz con estas cifras” y aprovechó la ocasión para anunciarle que “también vamos a poner un centro de tratamiento porque a pesar del muro de contención que uno le ofrece a la patología, hay chicos que saltan ese muro de igual manera. Es por ellos que vamos a hacer el centro de tratamiento, amén de los centros de prevención”. Indicó que en Chile, donde se tiene la mortalidad infantil más baja de América Latina, se hicieron únicamente los centros de tratamiento, porque “la prevención la hacía el Estado”, pero en Argentina “le agregamos la modalidad de prevención y fue una pegada porque vale diez veces menos y tiene un impacto social gigantesco”.La desnutrición y el rol del EstadoA la hora de hablar sobre su especialidad, la desnutrición infantil, la calificó como “el resultado final del subdesarrollo” y remarcó el rol que el Estado debiera cumplir para combatirla. Insistió con que “de nada sirve que alimentemos a un chico si lo devolvemos al ambiente hostil del que proviene”, porque entonces “a los 15 días estaremos alimentándolo de nuevo”. Aseguró que “combatir el hambre es muy sencillo porque es un síntoma. Es como el dolor de cabeza, se toma cualquier cosa y pasa. Ahora, porqué le duele la cabeza, ese es otro cuento”.Remarcó que “hace muchos años dijimos que si queremos quebrar la desnutrición lo que debemos hacer es un abordaje integral de la problemática social que le da origen a la extrema pobreza: educación nutricional, educación para la salud, lactancia materna, jardín maternal, jardín infantil, estimulación temprana, escuela de artes y oficios, programas de educación agraria, lectoescritura para analfabetos, ropero familiar, club de padres, escuela para padres, documentación y legalización de la familia, alcoholismo, inmunizaciones, agua corriente, agua caliente, luz eléctrica, cloacas, así se combate”. En este sentido, ratificó que “es el Estado quien cumple el rol fundamental para asegurarlo” porque “es el único que puede hacerlo” y remarcó que “los Gobiernos tienen el mandato de sus mandantes, que teóricamente somos nosotros, así que tienen que obedecer pautas porque les dimos el voto para que nos represente, no para que sea un zar de Rusia o la princesa Margarita”.Para finalizar, remarcó que el primer camino para mejorar los números es reconocer la realidad que vive el país. Consideró que, tras el cambio de Gobierno, “hubo cambio de punto de vista. Estábamos en un país donde se decía que la pobreza era del 5%. Eso es muy serio. Estamos cercenando la posibilidad de crecimiento de esas criaturas a nivel intelectual y por ende estamos marginando a ese chico de por vida”.
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