Señores Concejales: He leído su proyecto que propone cambiar el nombre de la avenida Mitre por 20 de Septiembre, fecha que recuerda el trágico ciclón que azotara a nuestra vecina Encarnación en 1926. Creo sincera su noble intención, pero me permito disentir con ella dejando en claro que no soy mitrista; al contrario, discrepo con muchas de sus actuaciones pasadas, sino por el hecho de estar en contra del cambio de nombres de las calles y la destrucción de edificios que recuerdan nuestra historia, como por ejemplo el casco céntrico de Buenos Aires, donde únicamente la mitad de lo que queda del Cabildo recuerda el pasado colonial porteño. Todo lo demás fue arrasado, tal cual lo sucedido en Posadas con varios edificios reliquias, destruidos por la picota del progreso. Además, con su iniciativa, salieron a flote los fanáticos exhibicionistas de la sin razón de la historia. Unos para despotricar contra Mitre y otros contra Solano López por los desmanes y felonías que cometieron ambos, y bien que las cometieron en la guerra de la Triple Alianza. Sumando así otra grieta, a las otras en que estamos divididos los argentinos.En nombre del progreso se destruye la tradición espiritual y material de nuestro pasado. En ese pasado existieron hombres que forjaron el país, aun equivocados, y sacrificaron todo sin esperar a cambio bienes materiales que retribuyeran sus esfuerzos. Es más, muchos de ellos murieron pobres y algunos lejos de la patria que habían formado, “solo confiaron en que la posteridad los recuerde con afecto”.Pongo de primer ejemplo la calle Cangallo, en Buenos Aires, sustituyeron ese nombre por el fundador del partido que milito: Juan Domingo Perón. Es bueno recordar que los mestizos de Cangallo hicieron su propia independencia de los españoles durante años en lucha romántica y trágica que no debe olvidarse. Hubieran buscado otra arteria para imponer su nombre, tal la avenida Juárez Celman, el inútil presidente que fuera derrocado de un soplo por la Revolución del Parque en 1890. De ahí se originó el partido Radical.Lo mismo la calle Victoria, que recordaba el triunfo criollo sobre los invasores ingleses, por Hipólito Yrigoyen. Otra es Canning, fragata que trajo a San Martín y otros veinte patriotas a liberarnos del yugo español, por el insigne escritor Raúl Scalabrini Ortiz. También Cuyo, región aglutinante que fuera bastión de la liberación de la patria, por Sarmiento. Ombú recuerda la batalla ganada en la guerra contra el Brasil, trastocada por Pasteur, científico a quien admiro. En fin, acá en Posadas la avenida Marconi, cuyo cambio se produjo después del golpe de Estado que derrocó a Perón en el 55, por avenida Uruguay. Fue en honor a los a refugiados opositores que se exilaron en aquel país hermano. Solo recuerda ese nombre el cartel de la farmacia Marconi, cuyo propietario fuera el respetado vecino Tito Barrios, paradójicamente nacido en tierra oriental. Y para no recordar más va la última: La avenida Florida sustituida por Tambor de Tacuarí. Florida lugar de la batalla librada el 25 de mayo de 1814 por la dupla de militares Arenales y Warnes, en la cual demostraron sagacidad, destreza e inteligencia admirable para ganarla. Al final de la lucha el coronel Ignacio Warnes y el jefe realista José Blanco llevaron un duelo personal montados a caballos y a sable descubierto, donde Warnes dio muerte a su enemigo en acto mortal y de un dramático romanticismo increíble, que recuerda las tenidas medievales.Pues bien estimados concejales, estos son los argumentos que expongo para evitar el cambio de nombre de las calles, no la de Mitre solamente, sino en general, pues podría acontecer que en el futuro a alguien se le ocurra cambiar los nombres de las avenidas Francisco de Haro, López Torres o Lucas Braulio Areco. Porque a tenor de incongruencia vale recordar lo expresado por Rivadavia, el frustrado primer presidente de los argentinos y vilipendiado por los revisionistas modernos: “Toda Nación presta una especie de culto a cuanto pertenece a la época de la Independencia y al principio de su civilización, y siempre acusa de omisión a sus antepasados por lo que dejaron de transmitirles”.No seamos el ídem, y para tener en cuenta, en las efemérides del Paraguay no encontrará fecha alguna que recuerde el 20 de septiembre la tragedia de Encarnación. Si se conmemora el fallecimiento del dictador Gaspar Rodríguez de Francia. A él únicamente se lo recuerda y no a las víctimas del ciclón, como nosotros inmortalizaremos al aprobarse la ordenanza.
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