Hugo Muleiro es escritor y periodista y forma parte de la Defensoría del Público de los Servicios de Comunicación Audiovisual. Desde ese espacio intenta defender los derechos de las audiencias, así como también promover y patrocinar a las mismas para que se vean reflejadas en las pantallas de televisión. Además, dentro de la Defensoría integra un sector de capacitación y promoción porque dicha ley le pide a este organismo que expanda en el país el conocimiento de los derechos de comunicación como inclusiva, la no discriminación, que no haya discursos insultantes y el respeto a los derechos de las personas. Visitó Misiones en el marco de dichas charlas de promoción y habló con ENFOQUE. Señaló la poca presencia de niños y jóvenes en la televisión argentina de hoy, criticó el poco espacio que se le da porque “le ofrecemos un mundo donde todo lo hacemos los adultos y ellos están sólo a veces como parte decorativa” y habló sobre la necesidad de regular las redes sociales “que están a la buena del Señor” en el país, algo difícil porque “aparece el fantasma de la censura”.Las charlas que lo trajeron a Misiones son para tratar la niñez y adolescencia desde una perspectiva de derechos. ¿De qué estamos hablando?En el aspecto de la comunicación la Argentina adhiere a la convención de los derechos del niño. Esta tiene rango constitucional – fue incorporada a la Constitución en la reforma de 1994 -, y de ella emana un cuerpo de leyes. De todo ese cuerpo normativo, yo diría que hay dos ejes: uno es la promoción de la comunicación para la niñez y la adolescencia, es decir que reciban comunicación acorde a su edad, a su nivel de desarrollo y a sus experiencias y que les sirva para crecer, desarrollarse, educarse y también para entretenerse, así como los adultos accedemos a la comunicación. Lo otro que pide la convención, y que recogen las leyes nacionales, es que la voz de los chicos esté presente en la comunicación, porque como estamos en sociedades tan hipercomunicadas, todos estamos pendientes de la comunicación y nuestra sociedad se va conformando y formateando con ella. También lo que dice la convención es que la niñez y la adolescencia estén presentes en ese juego social, porque o sino quedan desplazadas, discriminadas. Además porque la voz y la mirada de ellos sobre nuestra vida y sociedad, siempre va a ser refrescante y desinteresada. El otro aspecto es cuidarlos de una comunicación que los pueda perturbar, llevar a decisiones equivocadas o en perjuicio de sí mismos. Un ejemplo de esa protección es lo que rige en Argentina -como en todo el mundo- que es el horario de protección al menor, donde en determinadas franjas horarias (esto varía según los países), hay que tener cuidado con lo que se transmite porque pueden estar los chicos viendo y muchas veces, solos. Entonces, esta comunicación no tiene que ser escabrosa, no tiene que inquietarlos, no tiene que inducirlos a conductas peligrosas, etcétera.Sobre esto se discutió mucho, que en los horarios de protección al menor se ven determinadas cosas que pueden inducirlos a este tipo de conductas… ¿Cómo se trabaja con esto?Es muy complejo. Para empezar, la ley no establece prohibiciones, no dice que no puede haber desnudos a las cinco de la tarde, lo que dice es que si los hay que sea con fines educativos, que no sea por mero exhibicionismo. Después, fuera del horario de protección, que cada emisora haga lo que le parezca con su público adulto, como en todo el mundo. Ahora, es verdad que en el horario en que hay protección especial para los chicos sigue habiendo momentos escabrosos, hay morbo, puede haber sexo explícito o semi explícito y hay mucha violencia. Eso hay que verlo en cada caso, porque la ley dice que todo canal de televisión tiene derecho a enviar su noticia cuando se le dé la gana. Si a las 15 hay una noticia que tiene un contenido muy violento, lo que la ley pide es que avise a la audiencia que dicho material tiene una alta sensibilidad. Ahora, es cierto que vemos en plena tarde programas de televisión donde las personas hablan de su sexualidad, de su vida íntima, de si consumía esto o aquello. Todo esto estaría en una zona de no respeto a la ley y al horario de protección, y en eso hay gente trabajando. La Defensoría del Público recibe muchas quejas de las audiencias por eso, pero la misma no sanciona porque es un organismo al que la ley le pide que tenga una actitud pedagógica, educativa, de informar que las audiencias se están quejando. Después hay organismos, como en este caso el Enacom (Ente Nacional de Comunicaciones) que puede adoptar sanciones siguiendo un procedimiento. Pero diría yo que todavía falta, en los medios de comunicación, aprender mucho sobre el horario de protección porque ya sabemos la influencia que tenemos como comunicadores, sabemos que tenemos un instrumento muy poderoso en nuestras manos y la ley pide que lo manejemos con mucha responsabilidad.¿Usted ve que en la tele de hoy se le dé lugar a los chicos?Muy poco, desgraciadamente. Está vigente la disposición que pide que en la televisión abierta haya tres horas diarias de programación específica dirigida a niñez y adolescencia. En la gestión anterior se había dispuesto que, de esas tres horas, sean una hora y media a la mañana y una hora y media a la tarde, por los turnos escolares. La gestión actual consideró eso inapropiado y dijo que se mantiene la obligación de las tres horas pero que cada emisor lo trasmita cuando quiera. Entonces, lo que ha ocurrido es que algunas emisoras, al menos en Buenos Aires está pasando que, para cumplir con las tres horas manda programación infantil a las 4 o 5 de la mañana. Lo cual carece de sentido porque los chicos a esa hora tienen que estar durmiendo, no mirando televisión. Eso se está denunciando. A mí modo de ver, es un error del Estado dejar que se pase a cualquier hora y una irresponsabilidad por parte del emisor que sabe que a esa hora los niños no están viendo televisión. Pero respondiendo a la pregunta, me parece que hace falta mucha más presencia de niñez y adolescencia en general en los medios de comunicación, especialmente en la televisión. La Defensoría tiene un estudio que demostró que las noticias referidas a niñez y adolescencia en los últimos tres años nunca llegaron más allá del 7% del total. Es decir que es un tercio de la población argentina que no aparece como motivo de interés en las noticias y ese poco que aparece, la mitad de las veces es por algo negativo, porque está haciendo algo mal o porque le hicieron algo malo. Entonces se crea en el paquete informativo una sensación de que ese sector de la población está mal, en peligro o haciendo algo peligroso de lo que debemos cuidarnos. Así se estigmatiza a los jóvenes y llegamos a pensar que los adolescentes son siempre un problema.Hasta hace un tiempo, en la TV Pública se veía el programa “Una tarde cualquiera”, con Bahiano. ¿Ese sería un prototipo de programa?Ese sería un prototipo de programa porque los chicos habla
ban de lo que querían. Podían opinar de política, religión, sexo, de actualidad, de porqué hay violencia, porqué hay discriminación, qué problemas tienen, qué les preocupa. En ese sentido era un muy buen ejemplo de un espacio, porque hay programas para niños pero siempre hay un adulto ocupando todo el espacio y el público infantil está ahí sólo para aplaudir. Ni hablar del programa con la conductora rubia, bonita y en lo posible voluptuosa para que no sólo lo miren los chicos, sino que de paso lo mire el papá. La verdad que en una sociedad inclusiva, si queremos una adolescencia que no esté apartada, que no se nos vaya, que no se distancie de los adultos, hay que traerla, dejemos que hablen, escuchémoslos, porque o sino le ofrecemos un mundo donde todo lo hacemos los adultos y ellos están sólo a veces como parte decorativa. ¿La Defensoría no regula las redes sociales?No hay ley de redes sociales en la Argentina, están a la buena del Señor. ¿Sería posible regularla?Hay países que lo están intentando. Es dificultoso porque enseguida aparece el fantasma de la censura, que es una falsa opción. En las redes sociales todos somos activos y estar en las redes sociales es una forma de estar en la sociedad. Entonces tenemos que adaptarnos a las leyes tal como lo hacemos en la vida cotidiana: hay que ser respetuoso, no insultar, no agraviar, no exponer injustificadamente a nadie, no hostigarlo, no ser agresivo. Todo eso se puede regular y no significaría ninguna limitación más que las mismas que tenemos como ciudadanos cuando vamos por la calle, ya que no podemos ir golpeando a las personas, por lo que tampoco lo deberíamos hacer en las redes. Entonces sí, es totalmente posible una regulación. Yo creo que el Gobierno actual va a avanzar hacia eso, está elaborando una ley de convergencia de la comunicación, veremos qué dice, pero se supone que va a incorporar el tema de las redes sociales. Pero en principio lo que rigen las redes son las leyes generales: no puedo decir vayamos a tal lugar a destruirlo, no puedo insultar, no puedo decir “matemos a…” porque estoy violando leyes generales que se aplican también en internet. Pero haría falta normas de privacidad, hay necesidad de regular esa materia, algunos países lo están haciendo, algunos mejor, otros peor, pero siempre es muy dificultoso porque enseguida sale la gente argumentando que el Estado quiere censurar y no se trata de eso, se trata de que seamos “civilizados” también en las redes sociales.Colaboración:Periodista Rocío Gó[email protected]
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