La noche del 20 de octubre de 2015 se escucharon al menos trece disparos en la avenida Martín Fierro casi Zabala de la capital misionera. Cuatro de esos tiros dieron en el abdomen de Rodolfo Trinidad, mientras que un quinto le pegó en un brazo.El paraguayo, de 45 años, sobrevivió de milagro. Pero solamente resistió 48 horas: dos días después falleció en el Hospital Madariaga. La secuencia del asesinato quedó capturada en las cámaras de seguridad de aquella avenida por donde Trinidad -oriundo de Campichuelo, Cambyretá, a 20 kilómetros de Encarnación- circulaba a bordo de una camioneta de alta gama con matrícula del país vecino.Ese rodado fue interceptado por un utilitario blanco del que dispararon dos sicarios, que huyeron tras cometer el crimen. Los verdugos supieron borrar sus rastros, se presume, luego de atravesar el puente internacional San Roque González de Santa Cruz. Después de eso, nada se supo de ellos y sobre la causa sobrevuela aún hoy la hipótesis de una “venganza narco”. El caso volvió a demostrar que ese “fantasma” atiende de los dos lados del río.De la reconstrucción realizada por los detectives a cargo de la causa surgió que la víctima habría delatado a una red narco que operaba en la región. Entonces la “contrainteligencia” realizada por los narcotraficantes paraguayos apuntó directamente sobre Trinidad, quien pagó con la vida por “entregar” al menos dos cargamentos a las autoridades argentinas.Los cargamentos de “cannabis”Para las investigadores, Trinidad habría delatado al menos dos cargamentos de marihuana meses antes de su muerte.En uno de esos procedimientos, por ejemplo, una camioneta en la que viajaban dos hombres oriundos de Paraguay y que intentaban ingresar a nuestro país por el puente fue interceptada por agentes de la Aduana. Dentro del rodado descubrieron un importante cargamento de marihuana escondido en distintos sectores del vehículo. Semanas antes se registró un episodio similar, nuevamente en el viaducto que conecta Posadas con Encarnación.Profesionales de la muerteEl hecho de que no se encuentren rastros de los autores, deja al descubierto su “profesionalismo”. Sobre esto, los pesquisas remarcado la premeditación del proceder narco. Es que las pericias establecieron que los casquillos utilizados en el hecho corresponden a proyectiles “encamisados”, esto es que tienen mayor dureza y más poder de perforación. Los investigadores creen que los autores del homicidio sabían que necesitaban poder de fuego apto para atravesar la chapa de la camioneta Nissan en la que se movilizaba la víctima.A un año del asesinato no hay pistas que ubiquen a los dos sicarios, que quedaron registrados por las cámaras de seguridad de una vivienda de avenida Martín Fierro. Los autores desaparecieron del otro lado del Paraná, con las complicaciones que eso genera. El “fantasma narco”, escurridizo, se ciñe otra vez sobre la frontera.
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