Una historia insólita, de película, tuvo su final este miércoles con la detención del portero de una iglesia adventista que en marzo pasado había denunciado que desconocidos habían robado numerosas herramientas del templo. De las investigaciones surgió que, en realidad, el robo no existió y el propio denunciante fue quien vendió los elementos desaparecidos.Todo comenzó el lunes 28 de marzo, cuando el hombre de 23 años se presentó ante las autoridades para denunciar que malhechores habían quebrado el candado del sector de mantenimiento de una iglesia adventista emplazada sobre la ruta provincial 220 para llevarse tres amoladoras, una fresadora, una cepilladora, una soldadora completa y otros elementos de valor.Efectivos de la comisaría seccional Segunda de Aristóbulo del Valle junto a sus pares de la Unidad Regional XI lograron establecer que los elementos “sustraídos” eran los mismos que un vecino de El Soberbio había adquirido en buena fe, quien ante las sospechas de que pudieran ser robados finalmente optó por entregarlos a las autoridades.Ante la situación, los detectives siguieron esa línea y arribaron a una conclusión sorprendente: el vendedor o “reducidor” de las herramientas no era otro que el joven de 23 años que había radicado la denuncia por el “robo”. Ante esta situación, el portero quedó detenido y ahora deberá rendir cuentas ante la Justicia.
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