Señora Directora: Muchas veces escuché la queja de algunos funcionarios y políticos sobre que Misiones trascendía al país sólo a través de las malas noticias, creando una imagen falsa de la Provincia y su gente. Y es cierto, pero vale sincerarse en cuanto a que esa realidad que disgusta es también de enorme responsabilidad de las autoridades de turno que permiten situaciones que luego quieren ignorar, desconociéndolas y lavándose las manos.Una expresión más de ello es el video que se difundió en canales de televisión nacionales y rápidamente se viralizó en las redes sociales sobre un acto de cohecho de dos inspectores de tránsito y un motociclista. En este caso, creo que no basta con la simple apertura del necesario sumario administrativo para deslindar responsabilidades y comprobar si efectivamente se cometió el delito y despedir a esos empleados infieles.Entiendo también es necesaria la adopción de otras medidas que lleven a despejar toda duda sobre que ese es un comportamiento habitual entre cierto personal que realiza operativos en las calles o en locales comerciales o bailables. No porque fuese cierto, sino porque la sospecha existe y los rumores con esos malos ejemplos se generalizan con mucha rapidez y enlodan a todos, en especial a las autoridades del momento en que ocurren o de las que tienen a su cargo el castigar y corregirlas.Sobre todo cuando vivimos una realidad trágica de continuos accidentes de tránsito, con víctimas fatales, donde en un buen número de casos tiene central protagonismo el alcohol y la desaprensión de quienes se sientan al volante alcoholizados.No sé cuál es el mejor mecanismo para cambiar esa realidad, ya que no basta con penalidades más severas si quienes deben controlar su cumplimiento lo desatienden u obtienen provechos propios.
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