El viaje se planeó con el objetivo de encontrar en el camino nuevas aventuras, experiencias, historias, paisajes y anécdotas. De paso, encontrar esa unión que se ejercía de manera tácita, pero que necesitaba la firma del Estado. Fue así que Luciano “Lucho” Biole y José Carlos “Zé” Gomes, emprendieron viaje en bicicleta desde San Pablo, Brasil, hasta la provincia de Córdoba en Argentina donde contrajeron matrimonio gracias a la ley de matrimonio igualitario. Llegaron solteros y se fueron casados. En su viaje de regreso, pasaron por Misiones y charlaron con PRIMERA EDICIÓN. Su historia tiene ese guiño que, de vez en cuando, tiene la vida. Lucho es cordobés, de 28 años. Zé, es brasilero, nacido en San Pablo, hace 27. En condiciones normales, no se hubiesen encontrado nunca, la distancia que los separaba era mucha. Pero cuando el destino está escrito, ni los miles de kilómetros de distancia tienen algo qué hacer. Lucho era voluntario de Techo en Córdoba y todavía no había “salido del clóset”. En 2013 le avisaron que lo que estaban haciendo en su ciudad natal, lo iban a replicar en San Pablo y él se tomó un cole hacia la populosa ciudad brasilera. Allí, sin querer, lo esperaba otro voluntario de Techo que tampoco se había asumido como homosexual, Zé. Se conocieron, pero no se dieron cuenta ni imaginaron el futuro juntos que tenían por delante. “Cuando volví en Navidad, uno analiza cosas y piensa. Entonces volví a Brasil decidido. Lo encontré a Zé en Facebook y le ponía me gusta en todo”, contó Lucho a PRIMERA EDICIÓN. La forma de cortejar actual, a través de las redes sociales, tuvo efecto porque dos meses después, Zé lo invitó al parque. “Estamos juntos desde fines de 2014”, aseguró Zé.El viajeUna vez formalizada la relación comenzaron los planes. Uno de ellos era viajar. “Lucho viajó mucho y le gustaba. A mí también pero nunca había salido de Brasil y tenía ganas de hacer un viaje como mochilero. No nos acordamos cuándo exactamente, pero surgió la idea y pensamos por qué no en bici: era más barato y sustentable y nos permitía otra mirada del viaje”, indicó Zé, con un acento portugués que se rehúsa a abandonar su voz. El recorrido fue largo. Salieron con un amigo de San Pablo en auto porque “la ruta era medio peligrosa para salir”. Llegaron a una ciudad de la costa de San Pablo y comenzaron el trayecto, ya en bici, hacia el Sur. “Hicimos toda la costa del Sur brasilera. Pasamos por ciudades como Florianópolis, Camboriú, Lagoas, Garopaba, Santa Marta, Torres. Otros lugares que no son tan conocidos porque uno también tiene esa posibilidad, va yendo y entra donde quiere”. Llegaron a la ciudad de Chui -frontera con el Chuy uruguayo- y cruzaron hacia tierras orientales. “Pasamos por Punta del Diablo, Cabo Polonio, Montevideo. Allí nos tomamos el buquebus hasta Buenos Aires, donde coordinamos una fecha con la familia de Lucho y nos tomamos un ómnibus hasta Córdoba. De allí, fuimos a Chile en bici. Llegamos hasta Valparaíso y pasamos por Santiago. Como las cordilleras estaban nevadas tuvimos que tomar un cole en esa parte de la cordillera. Ya en Mendoza agarramos las bicicletas y volvimos hasta Córdoba, donde estuvimos tres meses reorganizando cosas de nuestras vidas y donde el 23 de junio, nos casamos”. El casamientoLa organización fue rápida. “En dos semanas juntamos todos los papeles y fue muy fácil, porque pensamos que habría más burocracia para traer documentos de Brasil, pero fui al Consulado, conseguí todo y en dos semanas nos casamos”, recordó Zé. Después de una estadía de tres meses en la provincia natal de Lucho, emprendieron el viaje de regreso a San Pablo, donde los esperan amigos, ni siquiera una casa porque para el viaje vendieron todo lo que tenían. “Nuestra casa ahora está en la bici, porque en San Pablo todo lo que tenemos es una valija con ropa y otra con libros. Vendimos todo”, reconocieron. En el camino de regreso pasaron por Misiones, donde se conectaron con grupos de amigos de las bicicletas que los recibieron en sus casas. Un viaje ligero y con “abundancia de posibilidades”Fue una frase la que les hizo repensar la vida que llevaban. Oswaldo De Oliveira, un entrenador de fútbol de Brasil, hablaba “sobre la abundancia de posibilidades. Eso me llamó mucho la atención y lo llegamos a conocer cuando fue a San Pablo. Todo eso nos hizo pensar en la vida loca que uno lleva en San Pablo, en que tenés que pasar cuatro horas en el transporte público. Te trae muchos beneficios pero te saca mucho tiempo. Ese fue el punto final, eso y encontrarnos con un montón de gente que estaba en un proceso parecido y que hacía veinte años que trabajaba en una empresa y estaba largando todo para ir a cultivar una huerta al campo. Esa fue la base para tomar la decisión”, indicó Lucho. “Nosotros no queríamos hacer nuestra vida como la veníamos planeando, no queríamos llegar a los 50 años y pensar que uno está cansado, queríamos una vida más sustentable, más abundante”, agregó Zé.Con eso en mente, vendieron todo y agarraron la bici. Y los planes no se quedan en volver a San Pablo, que estiman será para los primeros días de este mes de octubre. Debe ser para esa fecha porque los esperan dos pasajes a Europa hacia fines de octubre, previo cambio de bicis (tienen la intención de hacerse con algunas plegables para mayor comodidad en el traslado) y de la renovación al espíritu que trae volver a ver a los amigos y a la familia. Tras esa recarga de energía, de nuevo aventuras, esta vez, en el Viejo Continente. Hasta allí irán a buscar, ya comprometidos y casados, esa “abundancia de posibilidades” por la que dejaron todo.Los lugares más lindosEn el viaje, sus ojos vieron de todo. ¿Cuál fue el lugar más lindo? “Las cordilleras”, no dudó Zé. El brasilero de nacimiento, que creció chapoteando en las aguas del mar, disfrutó mucho de la nieve -que no pudo tocar pero la vio de cerca-. Lucho, cordobés, se excusó “por lo egocéntrico” pero “me encantó subir las sierras de las altas cumbres, que es un lugar que yo no conocía detrás de las sierras de Córdoba, donde ya después no se ven más montañas. Se llama el Valle de Traslasierra, no conocía y me encantó, me quedé impresionado”.
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