Posadas es la capital de una provincia privilegiada: en su pequeño territorio guarda el 50% de la biodiversidad de toda la Argentina. Un verdadero tesoro digno de admirar y que de seguro en otras latitudes del planeta despierta admiración, incluso, envidia.Aparentemente tanta maravilla pasó a ser tan habitual que es poco valorada. Hectáreas de monte son devastadas cada día. Posadas, la puerta de ingreso a Misiones, bien podría ser el portal de la selva y conservar en sus espacios verdes y veredas buena parte de la vegetación nativa.Lamentablemente, muy por el contrario, la ciudad que unos veinte años atrás tenía verdaderos túneles vegetales en calles del centro, hoy está cada vez más desolada. O insolada. Porque con cada árbol derribado o podado drásticamente, se pierde ese gran paraguas de hojas que brindan sombra y reparo bajo los rayos del sol.Como consecuencia, en verano, o sea, casi todo el año, las calles se tornan mucho más calurosas. Puertas adentro, en casas y comercios el calor se hace sentir mucho más y entonces es imprescindible encender el aire, e incluso, bajar unos grados la temperatura, con lo cual el gasto energético es mucho mayor y lleva al colapso del sistema eléctrico de la ciudad. Como sabemos, los cortes de luz pueden durar largas horas. Por un lado, esto nos lleva a revisar qué tipo de vínculo tenemos los posadeños con la vegetación de nuestra ciudad. Si es una relación de respeto, de una sana convivencia o de dominación, de desprecio. ¿Realmente somos conscientes que cada árbol es el resultado de años de evolución natural? Sino cómo se explica esta capacidad de crecer hacia arriba, venciendo a la gravedad y desplegar una gran copa con ramas, hojas, y por si fuera poco, bellísimas flores y ricos frutos. Por si fuera poco, cada árbol, al igual que cada pastito o pequeña planta, produce un bien invisible que para los humanos es vital: el oxígeno.Los fundamentalistas de las motosierrasCon la llegada del otoño comienza la época de poda. Y entonces, por cuatro largos meses y a veces incluso entrada la primavera, las motosierras no paran de cortar derribando troncos enteros y causando heridas que a la larga pueden ser mortales para el árbol.Con rapidez, y movidos por la necesidad económica, los podadores van dejando un tendal en todos los barrios.Desde el Municipio ofrecen capacitaciones abiertas a los operarios y también a los particulares, esto no es obligatorio. Además, si bien el podador puede hacerle recomendaciones al cliente sobre cómo es mejor podar para no dañar al árbol, el cliente es el que paga y “tiene la razón”, entonces si pide sacar todas las ramas, así se hace. Si pide talar, así se hace. El resultado: árboles mutilados o directamente talados. Y pocas veces son reemplazados como establece la ordenanza VI – Nº 28 (Antes 3308/13) Plan Forestal Urbano.Árboles nativos y sanos, no se pueden talarComo señala la ordenanza VI – Nº 28 los árboles que están en plazas y veredas son patrimonio de la ciudad. Es decir, que su mantenimiento y poda es responsabilidad del municipio. Asimismo, para talarlos se debe solicitar autorización municipal por medio de un expediente donde se consignen los motivos por los cuales se quiere retirar el árbol. Las especies nativas están preservadas por ley y no se pueden podar, salvo que estén enfermas y haya riesgo de caída de sus ramas. Desde Servicios Públicos, el ingeniero Daniel Arce, dijo a Enfoque que “cada año hay un cronograma de poda, pero en caso de que el vecino quiera hacer la poda por su cuenta, recomendamos que el operario que lo haga esté capacitado”.Si bien hay capacitaciones abiertas desde el municipio -este año estuvieron a cargo de la Facultad de Ciencias Forestales- en muchos casos el trabajo de los municipales no fue cuidadoso. Se realizaron verdaderas mutilaciones a árboles de diferentes barrios. Dejan apenas un tronco central con cuatro ramas y sin hojas. Eso impide que el árbol pueda realizar la fotosíntesis -es el proceso de alimentación y se hace a través de las hojas- y lo expone a infecciones con hongos y bacterias que ingresan por las heridas y en poco tiempo destruyen su interior. A la larga el árbol tiene riesgo de caída.También misteriosamente hubo autorizaciones de poda y tala de árboles sanos, como el caso de los diez chivatos de Junín y San Martín que habían sido plantados por el municipio unos cinco años atrás y fueron arrasados. Estaban sanos y eran nativos, así que se desconocen los motivos de la destrucción. Independientemente del argumento por el cual los transeúntes se ven privados de su sombra, cada uno de ellos se debe reemplazar. Según indica la ordenanza, el reemplazo se puede hacer en el mismo lugar o en una plaza, pero debe hacerse. Argumentos para la poda – FALSOPorque es invierno.Podamos todas las ramas para que le dé fuerza.Hay que podar sí o sí todos los años.Total después crece de nuevo.Total el árbol no siente nada.Los argumentosRompe la vereda.Ensucia la vereda.Tapa el cartel.Tapa la luz y la calle queda a oscuras.Está enfermo.Sólo en algunos casos es imprescindible cortar el árbol.Recomendaciones a la hora de plantarLa ordenanza de Plan Forestal Urbano señala que se debe seleccionar la especie de árbol más adecuada para plazas, bulevares, veredas, orillas de un arroyo, etcétera.A la hora de plantarlo, el ejemplar debe medir como mínimo 80 centímetros de largo, debe estar libre de ataques de parásitos, virus y hongos.Las raíces se implantan con su correspondiente pan de tierra y nunca a raíz desnuda. En caso de estar el pan envuelto por una maceta plástica siempre se procede a la apertura de la base del mismo.Los primeros tres meses luego de implantado hay que asegurar el riego.Para reclamar malas podas, comunicarse a Servicios Públicos (0376) 4597032.Defensoría del Pueblo de Posadas: [email protected] o al 0800-555-1050Colaboración: Lara SchwietersPeriodista.
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