En psicopedagogía y ciencias afines, la resiliencia es un concepto relativamente nuevo, muy útil para quienes trabajamos con niños y jóvenes. Abre nuevas posibilidades, da una nueva mirada, más esperanzadora, para viejos problemas de nuestros educandos.El mundo postmoderno plantea discursos contradictorios. Por un lado habla de la vigencia de los Derechos Humanos, y una cultura tecnológica nos muestra la posibilidad de la erradicación del sufrimiento; con una mejor organización social y buenos productos químicos capaces de solucionar todos los males sin mucho esfuerzo. Frente a este discurso, el del consumismo, la cultura de la belleza y la juventud, que es el de los medios masivos de comunicación, existe otro más real pero menos visible, no lo muestran, debemos ir a verlo.A este último es al que nos vamos a dedicar hoy. Es el que nos dice que la vida nunca carece de problemas, siempre hay etapas de adversidad, nos habla de grandes sectores empobrecidos y excluidos, del aumento de la drogodependencia y del deterioro familiar.En este punto se inserta la necesidad de utilizar plenamente el concepto de resiliencia en las acciones sociales, educativas y de salud que abarquen a los sujetos individuales de todas las edades, también a las familias y a las comunidades asistidas por programas que promuevan y refuercen las características resilientes.Los países en vías de desarrollo y especialmente los de América Latina, están sufriendo un proceso de empobrecimiento que genera frustración y resentimiento social. Estas situaciones producen estrés incluso a quienes no las padecen directamente.Sin embargo los seres humanos tenemos la capacidad para devenir resilientes y enfrentar los eventos negativos. De allí que la mirada de la resiliencia, su concepción teórica y la aplicación en programas y proyectos fue creciendo notoriamente. El espectro de disciplinas interesadas en la resiliencia ha aumentado hasta el punto de hacer de ella una actividad transdisciplinaria por excelencia, que congrega saberes de distintas áreas.¿Qué es?Todos los profesionales, tanto de la salud como de la educación, conocemos niños o adolescentes que viven situaciones de tragedia que parecen difíciles o imposibles de superar. Sin embargo, la realidad nos muestra que habiendo superado inmensas desgracias, logran una vida adulta equilibrada, creativa y hasta optimista a pesar de todo.Este tipo de experiencias han sido vividas a través de la historia y han sido estudiadas en distintos países y por distintos profesionales: ¿por qué no se enferman los que no se enferman?En el siglo XX, una ronda de especialistas se detiene alrededor de la cuna del niño y el niño se convierte en el objeto de la ciencia. Cada uno corta su torta. El niño biológico del pediatra no tiene nada que ver con el niño simbólico del psicólogo, que ignora al niño de las instituciones sociales y se asombra ante la relatividad del niño del historiador.La Segunda Guerra Mundial generó una verdadera revolución cultural en la observación de los niños. Ya Ana Freud había notado que ciertos niños que recogió en la guardería de Hampstead muy perturbados, se convirtieron en adultos equilibrados. Francoise Dolto lo confirmó: “Y sin embargo hay seres humanos a quienes el destino, o accidentes sobrevenidos en el curso de la infancia, privaron de la presencia de la madre, o de la madre y el padre. Su desarrollo puede ser tan sano, con características diferentes, pero tan sólido como el de los niños que tuvieron una estructura familiar completa”.En tanto, Cyrulnik dice que “una desgracia nunca es maravillosa. Es un fango helado, un barro negro, una escara dolorosa que nos obliga a escoger: someterse o sobreponerse. La resiliencia define el resorte de los que, habiendo recibido un golpe, han podido sobrepasarlo. El oxímoron describe el mundo íntimo de esos vencedores heridos”.El concepto de resiliencia es tal vez opuesto al de riesgo, o mejor dicho complementario de él.El enfoque de riesgo se centra en la enfermedad, en el síntoma y en aquellas características que se asocian con una elevada probabilidad de daño biológico o social. Ha sido ampliamente utilizada en los programas de atención primaria. Es el modelo médico utilizado por los equipos de salud.El enfoque de resiliencia se explica por lo que se ha llamado el modelo de la resiliencia. Este muestra que las fuerzas negativas, expresadas como daños o riesgos, no encuentran a un niño inerme en el cual se determinan inevitablemente daños permanentes. Este modelo describe la existencia de verdaderos escudos protectores o factores de resiliencia que harán que dichas fuerzas no actúen linealmente, atenuando sus efectos y hasta transformándolos en factores de superación de una situación difícil.Por lo tanto no debe interpretarse que estos enfoques están en oposición, sino que se complementan y enriquecen a la hora de analizar la realidad y diseñar intervenciones eficaces.Esto llevó a un cambio de enfoque, se comenzó a pensar más positivamente, ¿qué hacer para que la gente no enferme? ¿Por qué no se enferman, los que no se enferman?¿Cómo estimular los factores de resiliencia? Y surgió así la promoción en salud, que es anterior a la prevención, promover estilos de vida, a reconocer la importancia que tiene todo lo que se refiere al desarrollo integral del niño, programas que tiendan a mejorar las condiciones de vida globales de los seres humanos en vez de evitar daños específicos. De allí que el concepto de resiliencia haya despertado gran interés para la investigación y su aplicación en distintos programas. Si bien en su origen nació de la psicología social, se ha expandido a la sociología, y a las ciencias de la educación, que es donde se está usando más. En algunos países se está planteando toda una renovación de los programas en función de este concepto.Los niños y adolescentes resilientes responden más al contacto con otros seres humanos y generan más respuestas positivas en las otras personas, son más activos, flexibles y adaptables aún en la infancia. Logran comunicarse con facilidad, demostrar empatía y afecto, tener comportamientos prosociales.Una cualidad cada vez más valorada es el sentido del humor. Esto significa tener la habilidad de lograr alivio al reírse de sus propias desventuras, mirar las cosas buscando el lado cómico.Los niños resilientes desde muy temprana edad, tienden a establecer más relaciones positivas con los otros. En los adolescentes, la competencia social se expresa especialmente por la interacción con sus propios pares y la facilidad para hacer amigos, y ésta es progresivamente más selectiva y se pasa de relaciones grupales a relaciones de pareja, sentimentales.Estudios hechos con individuos que presentaban problemas de delincuencia, observan que éstos presentan falta de competencia social en la infancia.Investigaciones hechas con niños resilientes han descubierto que la capacidad para resolver problemas es identificable en la infancia tempranamente. Ésta incluye la habilidad para pensar en abstracto reflexiva y flexiblemente y lograr soluciones alternativas para problemas ya sean cogniti
vos como sociales. En la adolescencia son capaces de manejar ideas y sistemas filosóficos. Los estudios de adultos con problemas psicológicos han identificado la falta de esta capacidad.La literatura sobre niños en situación de calle, que crecieron en barrios marginales, da ejemplos del rol que juegan estas habilidades en el desarrollo de resiliencia, dado que estos niños deben negociar continuamente en un ambiente adverso, para sobrevivir.Algunos autores ven la autonomía como un fuerte sentido de independencia, otros destacan la importancia de poder lograr control interno, otros la habilidad para separarse de una familia disfuncional y colocarse psicológicamente fuera de los padres enfermos. A lo que se están refiriendo todos es al sentido de la propia identidad, poder actuar independientemente y en control de algunos elementos del ambiente.Los niños resilientes son capaces de separar claramente sus experiencias y entienden que ellos no son causa del problema familiar. Este distanciamiento provee un espacio protector para el desarrollo de la autoestima y proponerse metas constructivas.Está relacionado con el sentido de autonomía, con la confianza en que puede tener cierto control sobre el ambiente, es el sentido de futuro. Dentro de esta categoría entran varios factores considerados protectores, expectativas saludables, objetivos claros, orientación hacia la consecución de los mismos, éxito en lo que emprenda y el más fuerte en los adultos resilientes, la fe en un futuro mejor. Este factor parece ser uno de los más poderosos predictores de resultados positivos en cuanto a la resiliencia.El perfil del niño resiliente se puede construir asignando una valoración de 0 a 3 a cada una de estas características, 0 indica la inexistencia del atributo, 1 marca su presencia en grado mínimo, 2 en forma intermedia y 3 en grado superior. Ésta se puede representar gráficamente y es una herramienta útil para el diseño de programas de intervención social en resiliencia.La resiliencia es como ya dijimos un proceso de desarrollo humano que combina experiencias de adversidad con adaptación positiva. Este proceso está dado con una interacción dinámica entre factores a nivel individual, familiar, comunitario y social. Se han elaborado distintos modelos, como el de “La casita” de Stephan Vanistendael (1994), que se basa en que la resiliencia se construye, no se nace con ella, se puede fortalecer. En los cimientos encontramos el amor incondicional, la aceptación de la persona, es el adulto significativo. Encima de ello se va construyendo, algo muy importante es el sentido de vida, sabe que está viviendo para algo, tiene objetivos claros hacia donde está dirigiendo su vida. Otros elementos de construcción son la autoestima, el humor, aptitudes y competencias. ¿En la adolescencia qué sucede? Creo que ésta es una etapa fundamental del desarrollo para relacionarla con la resiliencia. Para analizar las características nos basamos en los trabajos de los Drs. Mabel Munist y Suárez Ojeda. El interés por los trabajos de promoción de resiliencia en adolescentes ha aumentado en los últimos años debido a los fracasos de los tratamientos de drogadicción y embarazo adolescente.Durante esta etapa aparecen cambios puberales que trastocan cierta estabilidad lograda en la infancia, en ella se tiene un cuerpo con funciones sexuales adultas, pero una organización psicosocial infantil. Crecimiento rápido que desorienta también a los padres que no saben si tratarlos como niños o como adultos. El joven tratará de separarse de los padres y lograr una identidad propia que lo diferencie. Los conflictos familiares aumentan, se cuestionan las normas de los adultos, lo que genera una rebeldía que dificulta la vida cotidiana. Estos conflictos se trasladan al ámbito educativo en enfrentamiento con los docentes.El grupo de pares cobra gran importancia, el amigo es una compañía inseparable, es apoyo y confidente. Y si no logra éxito en las actividades propias de esta etapa se siente inferior, los fracasos pueden afectar la autoestima. Un manejo adecuado de estos fracasos es fundamental, aprender a analizar los hechos y generar alternativas de solución en conjunto contribuye a la construcción de resiliencia.Estas características de los adolescentes podían pasar inadvertidas cuando el pasaje hacia la vida adulta era gradual y el joven encontraba un lugar de inserción social tempranamente como sucedía antes en las pequeñas ciudades. Pero en las grandes ciudades actuales los conflictos aumentan, se dificulta la inserción laboral, aumenta la exclusión social y con ésta la deserción en la enseñanza media.Esto forma tres grupos de jóvenes, los que continúan sus estudios y tendrán mejores oportunidades laborales, los que ingresan al mercado laboral en condiciones precarias, y los desocupados.Estas condiciones son muy duras para los adolescentes, que articulan la crisis social con su familia. Los problemas socioeconómicos hacen que la adolescencia sea una etapa cada vez más difícil, se plantea la contradicción de necesidad de independencia y dificultades para instrumentarla, esto los obliga a prolongar situaciones de dependencia familiar.Abandonar el estudio significa un fracaso, el adolescente duda de sus capacidades intelectuales. Es muy importante mantenerlo dentro del sistema educativo, los problemas de aprendizaje deben ser atendidos con estrategias psicopedagógicas, partiendo de las fortalezas del alumno y sus capacidades, para ayudarlo a construir una personalidad resiliente.La tolerancia de los adultos en este período será muy importante, dándole confianza a medida que se van resolviendo las situaciones.En esta etapa la confianza básica se tambalea, los afectos y conflictos se amplían, la independencia aumenta y da un salto a la autonomía. Es en esta etapa que el adolescente aprende: a ser, a convivir, a hacer, y a conocer.Cuando aprende a ser desarrolla competencias personales: Autoestima – Aceptación de sí mismo – Autoconfianza – Autonomía – Sentido de vida – Resistencia a la adversidad – Construcción de la resiliencia.Cuando aprende a convivir desarrolla competencias sociales: Construcción de valores – Construcción de la ciudadanía – Participación solidaria constructiva y creativa.Cuando aprende a hacer desarrolla competencias productivas: Adquisición de habilidades para el estudio – Adquisición de habilidades para el trabajoCuando aprende a conocer desarrolla competencias cognitivas.Realmente es un tema que da para más de un par de carillas en una sola entrega, los espero la próxima semana.Factores• Empatía del adulto – Reconocimiento como grupo de valor – Participación protagónica• Estímulo del autocontrol – Reconocimiento como persona.El adolescente debe construir concientemente su propia resiliencia y desarrollar estrategias para superar situaciones adversas, poniendo énfasis en sus propias fortalezas y diseñando nuevas estrategias para resolver problemas, dando respuestas positivas a situaciones de adversidad. Este proceso es la clave para la promoción de la resiliencia, para ello la introspección individual, la interacción con otros pares y con adultos es fundamental.Colaboración: Báez Myrian MabelLic. en Psicopedagogí[email protected]
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