¿Se puede educar para la paz en un mundo violento? Es la gran pregunta que me hago hoy y la comparto con ustedes, luego de pasar una semana donde vivimos mediáticamente escuchando y observando en los canales de televisión, casos sobre “violencia y más violencia”. En mi caso, como madre, me suelo preguntar en qué nos convertimos los padres hoy, qué conviene enseñar a nuestros hijo, a protegerse, a proteger, a dar la otra mejilla.Como educadores, en las escuelas: ¿Cómo actuar para prevenir? ¿Cómo actuar para no ser violentos ante los hechos violentos? La educación para la paz contribuye a crear entornos de aprendizaje de calidad, adaptados a las necesidades del niño, basados en el respeto a los derechos, las diferencias de género, la salud y la seguridad, su protección y la contribución positiva a su educación. Una educación de calidad inspirada en la paz produce alumnos bien alfabetizados, conocedores de la aritmética básica y herramientas adecuadas para una vida activa.Dichas herramientas consisten en la capacidad de utilizar el pensamiento crítico, de tomar decisiones, de entrablar una buena comunicación con el entorno, de poder nhacer frente, negociar y resolver conflictos y una actitud personal aplicable a contextos específicos, entre otros la construcción de la paz, la prevención de la violencia, la higiene y el saneamiento , las prácticas saludables y nutricionales, la prevención del VIH Sida y la protección medioambiental.Para que crezca la fruta de la paz debemos arar el suelo, plantar la semilla y abonarla.Promoción del conocimientoEn la Unicef, la educación para la paz se define como “un proceso de promoción del conocimiento, las capacidades, las actitudes y los valores necesarios para producir cambios de comportamiento que permitan a niños, jóvenes y adultos prevenir los conflictos y la violencia, tanto la violencia evidente como la estructural; resolver conflictos de manera pacífica; y crear condiciones que conduzcan a la paz, tanto a escala interpersonal, como intergrupal, nacional o internacional”.Sostiene también que la educación para la paz tiene razón de ser en todas las sociedades, y no sólo en aquellas que sufren conflictos armados o emergencias. Dado que el cambio duradero en los comportamientos de los niños y los adultos sólo tiene lugar a largo plazo, una educación para la paz que sea efectiva es un proceso necesariamente largo, no una intervención puntual. Si bien se basa a menudo en la escuela y otros ambientes de aprendizaje debería implicar a la comunidad enteraDerecho realEntiendo que la educación para la paz no es una opción más sino una necesidad que toda institución educativa debe asumir. Los principios para una convivencia pacífica entre pueblos y grupos sociales se han convertido en un imperativo legal. Ahora se trata de conseguir que el derecho formal de la paz se convierta en un derecho real.La educación para la paz asume creativamente el conflicto como un proceso natural y consustancial a la existencia humana, ayuda a la persona a develar críticamente la realidad compleja y conflictiva para poder situarse en ella y actuar en consecuencia. Educar para la paz es invitar a actuar en el microcosmos escolar y en el macro nivel de las estructuras sociales. Los componentes de esta educación son: la comprensión internacional, los derechos humanos, el mundo multicultural, el desarme y el desarrollo, entre otros.Las reformas educativas insisten en la necesidad de una educación para la ciudadanía y los valores en general. Todas estas buenas intenciones deben concretarse en disposiciones legales positivas que sirvan para impulsar una convivencia pacífica y enriquecedora. La enseñanza de contenidos específicos debe estar unida a la formación de hábitos y habilidades sociales, desarrollando programas adaptados a las diferentes situaciones, como tema transversal aplicable en las distintas áreas y momentos del aprendizaje.La educación para la paz armoniza lo personal (educación moral, sexual y de la salud) lo social (educación vial, del consumidor e intercultural) y lo ambiental (educación ambiental).La transversalidad es un concepto que ayuda a humanizar la acción educativa, procurando una vida más digna para uno mismo y para los demás. Los temas transversales permiten reforzar los contenidos actitudinales, tan necesarios para que el ser humano se adapte a la vida y consiga su equilibrio emocional. Se ha de procurar que los alumnos desarrollen proyectos personales dignos, solidarios y esperanzadores.Educación en valoresEl pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos, objetivo básico de la educación, trasciende con mucho unos objetivos relativos únicamente a la instrucción con losque podría contentarse una concepción convencional de la escolaridad, que tiene por meta única transmitir conocimientos y destrezas.Al fijar esta finalidad básica de la educación, así como al señalar la educación en valores como un principio rector del sistema educativo, se responde a una demanda social: la de que la educación formal constituya una escuela de ciudadanía y de actitudes éticas valiosas. Nuestra sociedad pide a la escuela que no se limite a transmitir conocimientos; le pide que forme personas capaces de vivir y convivir en sociedad, que sepan a qué atenerse y cómo conducirse. La institución escolar ha de ser un ámbito en el que los alumnos/as protagonicen un proceso de personalización y socialización, traduciendo estos valores en propuestas educativas desde todas las áreas curriculares. La escuela necesita abrirse a la vida, romper la distancia entre áreas curriculares y experiencia vital, desarrollar valores éticos y sintetizar desarrollo intelectual y afectivo. Se ha de integrar la instrucción de contenidos dentro del proceso educativo.El enfoque educativo de la clarificación de valores consiste en ayudar al educando a tomar conciencia de lo que aprecia, elige y quiere. No se trata sólo de enseñar un determinado sistema de valores, sino de fomentar el proceso psíquico de valoración. La educación en valores no ha de limitarse a identificar o definir unos determinados valores objetivos, sino que ha de procurar que cada educando sea capaz de construir su propia estimativa de valores, interactuando con sus semejantes. Por ello tiene que haber una coherencia entre los medios personales, materiales y funcionales de la institución. Los contenidos de las áreas curriculares se han de desarrollar a través de conceptos, procedimientos y actitudes.La educación en valores forma parte ineludible del pleno desarrollo de la personalidad, objetivo básico de nuestro sistema educativo. Por ello se incluyen las actitudes en las enseñanzas mínimas del currículo, junto a los conceptos y procedimientos. Las actitudes, en los temas transversales y en la educación moral y cívica, que es transversal en todo el currículo, son el instrumento básico para desarrollar la educación en valores. Educar supone ejercitar los valores que posibilitan la vida social, el respeto a los derechos y libertades fundamentales y el desarrollo de hábitos de convivencia democrática.
Además incluye la dimensión moral y cívica de la persona y las otras dimensiones que se concretan en los temas transversales.Una educación para la paz, la no violencia y la convivencia tiene que asumir sistemáticamente la tarea de analizar el currículo oculto, procurando que afloren aspectos como: trato, comunicación, participación, atuendo, información, etc. De esta forma se podrá diagnosticar el modelo educativo subyacente y buscar soluciones correctas, analizando y resolviendo conflictos. Es preciso enfrentarse con buen ánimo a situaciones nuevas y desconocidas, favoreciendo la autoafirmación y la creatividad. Es fundamental educar en el respeto a las normas cuando son justas y en la desobediencia cuando son injustas. Todos somos responsables de la educación para la paz, tanto a nivel personal como social, local e internacional; esta educación supera el marco de lo extracurricular o complementario y, a través de los distintos niveles del sistema educativo, se va identificando con el mismo concepto de la educación como tal.Implantar la educación para la paz en el proceso de enseñanza puede ser fruto del temor a la guerra y sus consecuencias o, mejor aún, de la convicción ante la llamada de la historia y el concepto de la dignidad del hombre sobre la tierra. Hay gente que considera normal la violencia escolar que se manifiesta en peleas, agresiones, rechazos, insultos, etc. Para prevenir, evitar o disminuir este tipo de violencia, se pueden trabajar los contenidos actitudinales de los temas transversales como la amistad, el respeto, la tolerancia, la no violencia, la igualdad, etc.¿Cuáles son las diferentes manifestaciones de violencia?La violencia estructural se manifiesta en los centros, como algo difuso, en la gestión burocrática, en los estilos docentes rutinarios y poco participativos, en las resistencias a cambios renovadores, en modos corporativistas, en modelos de evaluación, en contenidos obsoletos, en aprendizajes implícitos (currículo oculto) como la domesticación, la obediencia, la pasividad, el individualismo, la meritocracia, el miedo a los conflictos, la estratificación de roles, la ausencia de compromiso con el entorno, la competitividad, la organización arquitectónica, etc. También se produce un tipo de violencia epistemológica cuando se percibe fragmentariamente la realidad en múltiples aspectos del saber separados en asignaturas. La educación para la no violencia presupone una concepción orgánica, ecológica, dinámica y holística de la realidad.Existe violencia organizativa y arquitectónica, en el contexto del industrialismo moderno, cuando se aplican los sistemas de gestión y funcionamiento ideados por F. Taylor con división de tareas y una especialización en aras de una mayor eficiencia y rentabilidad.Se produce violencia metodológica y de contenidos cuando se reproduce la cultura intelectual en letra impresa, mediada por el profesor erudito que llega a la inteligencia de los alumnos, considerada como depósito (educación bancaria de Paulo Freire). También se da una violencia disciplinaria y desnaturalizada cuando la fragmentación y el aislamiento operan en la clasificación y etiquetado de los alumnos en función de la cuantificación de un producto final.Se puede hablar asimismo de violencia en las relaciones sociales, cuando el orden y la autoridad rigen en el triángulo formado por la institución, los profesores y el alumnado. Otros tipos de violencia son:Violencia institucional administrativa: Se manifiesta a través de un exceso de normas que chocan con los aspectos educativos.Violencia con respecto al entorno: Se produce cuando los centros viven de espaldas al entorno social y natural en el que se encuentran.Violencia por razón de género: Se da cuando se utiliza el criterio del sexo (diferenciación biológica) para la atribución de roles de género (diferenciación social, con base psicológica y cultural).Violencia etnocéntrica: Se puede dar cuando no se admite la tendencia actual de la sociedad moderna hacia la diversidad racial y cultural.Violencia antropológica: Es consecuencia de los tipos de violencia estructural señalados anteriormente. La violencia estructural del sistema educativo puede producir un tipo de hombre pasivo, individualista, acrítico, alienado, competitivo, consumista, etc.Con estas formas de violencia, difícilmente podremos afirmar que las instituciones educativas estén preparando a las personas para responder a los grandes desafíos del presente. Además de estos problemas globales existen otros como la construcción de una cultura interior para los individuos y los grupos, basada en una red de valores que los hagan resistentes a la socialización de contravalores (consumismo, mercantilización, materialismo, hedonismo, dinero, superficialidad, etc.). Todo ello genera una serie de consecuencias evidentes como, por ejemplo, pérdida de autoridad en las familias, cuando los padres no saben decir no y los hijos no toleran la frustración.En el ámbito escolar también puede influir una legislación restrictiva y poco ágil y un desprestigio de las calificaciones, consideradas sólo como medio de control disciplinario. Nuestra escuela es una metáfora de la sociedad, donde predomina el consumismo como alternativa a las carencias afectivas, donde existe violencia ambiental, donde se producen situaciones desestructuradas (paro, separación, divorcio, enfermedad, etc.), y donde los medios de comunicación influyen negativamente. A todo ello podemos añadir la prolongación de escolarización obligatoria sin la correspondiente motivación, al tiempo que se produce un deterioro social del rol del docente. En las escuelas son frecuentes las amenazas verbales, los rumores, las agresiones físicas, los deterioros en los coches y el mobiliario, los robos, etc. Algunas experiencias interesantes como propuestas de mejora pueden ser realizar planteamientos globales, con un tratamiento didáctico continuado e integrado en la actividad escolar. Las escuelas pueden trabajar coordinadamente con otras instituciones, organismos y entidades como los departamentos ministeriales, los departamentos autonómicos, los institutos oficiales, los ayuntamientos y organizaciones no gubernamentales.Cada institución , partiendo de las decisiones expresadas en los proyectos curriculares y de acuerdo con lo propuesto en el Proyecto educativo, puede reflejar en su Plan General Anual proyectos de innovación, ligados a programas de formación del equipo docente. Desde la formación del profesorado se pueden abordar sistemáticamente temas transversales que siempre se han tratado de forma más bien intuitiva y por motivaciones personales.El Reglamento de Régimen Interior es un medio que utiliza la comunidad educativa para desarrollar la convivencia democrática mediante el consenso. En él se regulan situaciones de prevención, diagnóstico y tratamiento de situaciones conflictivas.Actualmente abundan los estudios y seminarios sobre la educación para la paz, la no violencia y la convivencia y se escriben muchos artículos y libros; pero quizá habría que potenciar más la creación de materiales prácticos realizados por los propios educadores.Colaboración: Myrian Mabel Báez Lic. en Psicopedagogí[email protected]
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