En el mismo momento en que ayudaban a apagar <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/229746/feroz-incendio-se-devoro-una-carpinteria-y-afecto-varias-viviendas-c.html">el fuego que consumía las pertenencias de la familia Kosachek</a>, entre algunos vecinos y conocidos de los damnificados se gestaba la idea de realizar actividades para recaudar fondos que permitieran volver a empezar después de semejante pérdida. Durante la semana, el propósito se consolidó y en la jornada del domingo se concretó la tarea que fue un éxito y que puso de manifiesto la solidaridad de los posadeños. Un grupo de colaboradores logró comercializar 170 docenas de empanadas y asar 352 pollos que “desaparecieron” en un abrir y cerrar de ojos.De estrecho vínculo con las víctimas del incendio, Matías Vaz fue uno de los cabecillas de la iniciativa. “Pensé en pollos y empanadas porque es lo que más sale. Hablé con mis amigos y les propuse realizar la actividad el domingo. Buscamos no poner dinero sino golpear puertas con el propósito de sacar un 100% de ganancias porque ellos quedaron sin nada, perdieron hasta la última media”, dijo a modo de graficar la situación. Confió que armó un grupo y empezaron a visitar pollerías, carnicerías, verdulerías. Luego difundieron el propósito a través de las redes sociales y levantaron pedidos. “Fue impresionante la convocatoria y el apoyo recibido. Recién hoy (por ayer) que pudimos sentarnos a descansar un poco tuvimos la dimensión de la magnitud de esta iniciativa. Hicimos 352 pollos y 170 docenas de empanadas y nos quedamos cortos. A las 11 se había vendido todo y las colas de gente eran interminables. Hasta las 14 recibimos llamados de interesados que preguntaban si había quedado algo. Querían colaborar, querían estar. Preguntaban si volveríamos a repetir la acción y que si así fuera, les avisáramos”.Emocionado, contó que muchos ayudaron con cajas de mandioca, de verduras, de pollos, de carne molida, aceite, pero desde el anonimato y con la sola intención de poder ayudar. “Es que hay que construir una casa y no hay recursos. Se acercaron muchos políticos pero ninguno atinó a donar una caja de pollos, de algo”, acotó. En medio de la pausa se pusieron a preparar unos pasacalles de promoción y el domingo que viene volverán al ruedo. Ofrecerán muslo con ensalada y la meta es llegar a 350 docenas de empanadas, en San Martín 4.818, dirección en la que se encontraba la casa de los Kosachek, oriundos de Oberá pero que hace 30 años se radicaron en Posadas. En el emprendimiento habían invertido el esfuerzo y el trabajo de todos los integrantes. En menos de 30 minutos el fuego consumió todo. Los dejó con lo puesto.En Capri vs LomasCon el fin de reavivar la solidaridad, uno de los principales valores “de nuestro querido deporte”, antes del partido entre Capri vs. Lomas, que se disputó el pasado sábado, se juntaron ropas, alimentos y elementos de higiene para que la familia Kosachek “pueda salir adelante”. Arena, piedra, cementoEn nombre de los afectados, que todavía no pueden asumir la realidad que les toca vivir, Vaz agradeció “de corazón” a las personas que diariamente acercan otro tipo de donaciones. “Estamos viendo lo que se recibió y armando bolsas para llevar a la familia del barrio Los Manantiales que también perdió una casa. Van a compartir con otros que también lo están pasando mal”, narró el joven que conoce a Diego, uno de los integrantes de la familia, desde hace 16 años “porque jugábamos juntos al fútbol. Somos amigos, hermanos. Al punto que al momento de la tragedia estábamos en una cena y llamaron a mi celular para avisarnos”.Manifestó que “queremos seguir haciendo estas cosas y algunas rifas para juntar un poco más de dinero. Haciendo pollos y empanadas no vamos a reconstruir la casa, pero será de gran ayuda. Con lo recaudado vamos a comprar materiales de construcción, y los que quieran seguir colaborando pueden traer bolsitas, de arena, cemento, plasticor. De hecho algunos ya lo hicieron. Digo a la familia que tiene que pensar en el futuro, y sabiendo que Dios es fiel tienen que meterle para adelante y no bajar los brazos”.“No sabía que había tanta gente buena y con el corazón tan grande. Se me pone la piel de gallina porque siempre escuchamos que hay gente mala, pero con esto podemos darnos cuenta que la gente solidaria es impresionante. Es gratificante, te llena el alma”, admitió.
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