Señora Directora: Las personas que echan la culpa de sus patologías a su herencia genética, no podrán salir fácilmente de sus problemas porque siempre serán víctimas de su pasado. Hay un viejo dicho que dice: “Pasado pisado”. El filósofo Jean Paul Sartre frente a la existencia se preguntaba: ¿y ahora qué haces con lo que hicieron de vos? “Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios”, sentenció Jesús, porque el reino de los cielos es fruto del optimismo y esperanza para la construcción de un mundo donde quepamos todos, para ser cocreadores con Dios. Si solo se arrojan piedras contra el pecador se olvida de lo que hay que hacer para que el mal no vuelva a ocurrir. George Orwell decía: “Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado”. O sea que quien no controla el presente, no puede controlar el pasado, ni el futuro, y sus proyectos se deshacen como nubes en el cielo; si se le echa toda la culpa a los errores del pasado, se ciega a las oportunidades y desafíos del presente, nada se construye sin trabajo. Winston Churchill el ministro inglés sabiamente sentenciaba: “Si el presente trata de juzgar el pasado, perderá el futuro”. Además pensaba que la cometa se eleva más alto cuando el viento no está a su favor. “No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente, las virtudes son las que hacen los buenos tiempos y los vicios los que los vuelven malos”, decía San Agustín. Siempre el presente puede ser bueno, solo se necesitan buenos hábitos, culpar al pasado de lo malo, es cazar quimeras para convertirlas en chivos expiatorios, es lavarse las manos en la fuente del conformismo. Porque somos lo que hacemos día a día de modo que la virtud no es un acto sino un hábito pensaba Aristóteles.
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