Al pasar, pareciera que la semana que transcurrió fue una más de vaivenes políticos y económicos de los que tienen a los argentinos pensando más en el día a día que en el fin de mes. Un capítulo más de lo que imaginamos ser, lo que nos dicen que somos y lo que somos en realidad. Una nueva escena de esa existencia en las trincheras de la sociedad de a pie y la otra en los puestos de mando de la sociedad política.Sucede en todos lados y todos los días, pero hay momentos, como la semana que acaba de terminar, en que esa grieta se nota con más claridad. Algunos hechos a punto de ser descritos hablan a las claras de un divorcio cada vez más evidente entre la ciudadanía y la clase (?) política.Finalmente y antes de empezar, vale como tesis decir que, quizás por la historia misma, esa que habla de pueblos conquistados y gobernados durante mucho tiempo por fuerzas extranjeras, América Latina conforma naciones extraordinarias que, sin embargo, fracasan como estados.Tristeza não tem fimQue el sistema está bien es, cuanto menos, discutible. Durante largos períodos que van de cuatro a seis años dependiendo del país, los Estados latinoamericanos y sus representantes políticos preparan a sus naciones para lo que ellos llaman “la fiesta de la democracia”. Largas campañas que se intensifican semanas antes de las elecciones invitan a los latinoamericanos a optar entre diversas fuerzas políticas que impulsan proyectos distintos, todas ajustadas a la ley y las normas que, vaya casualidad, ellos modifican una vez que llegan al poder.Tras un primer gobierno exitoso, la expresidenta Dilma Rousseff se presentó nuevamente para seguir dirigiendo las riendas del gigante sudamericano. En octubre de 2014 y por un escaso margen (51,6% a 48,3%), la entonces primera presidenta del Brasil derrotó a su contrincante y se quedó con la posibilidad de gobernar por cuatro años más. Hasta ahí todo bien, el sistema se daba sentido a sí mismo, pero…La coyuntura política y la económica sumieron a Brasil y al Gobierno de Rousseff en una larga agonía que de a ratos daba coletazos impulsados por hechos de corrupción, tanto dentro como fuera del partido gobernante. La situación fue harto aprovechada por la oposición que, en cuestión de horas, armó una causa en su contra por un delito que, incluso hoy y con la cuestión resuelta, se discute si fue delito o no. La realidad indica que los 54.501.118 votos (más o menos) que consiguió Rousseff en 2014 no impidieron que terminara en el banquillo de los acusados y destituida por 61 votos de senadores opositores. Elegida en las urnas y despedida por un procedimiento parlamentario, el caso de Dilma pone en entredicho -al menos para 54.501.118 personas- la legitimidad del nuevo Presidente, abucheado el miércoles pasado, justo cuando el país celebró su independencia.Se me chispoteóSubido de tono, irreverente, provocador y hasta insultante con los latinoamericanos, el personaje que encarna Donald Trump avanza a los tumbos entre las encuestas que dibujan la próxima figura presidencial de los Estados Unidos.“México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos”, afirmó el magnate alguna vez durante su campaña presidencial. ¡Listo! México seguro lo va a repudiar y llamará a su nacionales en suelo estadounidense a votar por otro candidato, pero…Justo horas antes de que México celebre el famoso “Grito de Dolores”, considerado el acto con que dio inicio a su guerra de independencia, el presidente Enrique Peña Nieto recibía con honores al señor ese que había insultado a los mexicanos. Habrán imaginado Peña Nieto y su equipo que los mexicanos son impermeables a los insultos, que Donald Trump es un loco lindo y que por lo tanto merecía ser recibido en la vecindad. Inexplicable el gesto del mandatario “azteca”. Para colmo de males la reunión fue un desastre. Giró en torno a un muro que Trump pretende construir en la frontera con México. Consciente de la estupidez que significó esa cumbre, Peña Nieto intentó recuperar lo perdido y juró a su pueblo (por Twitter) que ese muro no será financiado por ellos. Apenas horas después se escuchó en los canales estadounidenses: “México no lo sabe aún, pero pagará el muro al 100%”. Era Trump, respondiendo a la calidez de Peña Nieto al recibirlo.Me lo dijo el pajaritoMillones de personas a uno y otro lado de la capital venezolana. En menos de diez días y en dos oportunidades, el pueblo de ese país mostró dos realidades bien opuestas y quien divide las aguas es nada menos que el Gobierno.Con niveles de apoyo que rozan el 20 o 30% de acuerdo a la encuestadora y el interesado en la encuesta, la administración de Nicolás Maduro, el mismo que vio a Hugo Chávez en forma de pajarito, sufre uno de los peores momentos de la historia del país. Venezuela fue un país rico que ahora es pobre y nadie sabe bien qué pasó en el medio para que la situación sea la que es. Los opositores al Gobierno culpan a Maduro y su gente de cuanto mal se presente y los afiliados al chavismo responsabilizan a Estados Unidos y a los opositores de lo mismo. Lo concreto y real es que en las últimas elecciones legislativas, el pueblo venezolano optó por poner un contrapeso al chavismo. “Las elecciones resultaron en la victoria de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), principal movimiento de oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro, con 112 de los 167 diputados de la Asamblea Nacional (56,2% de los votos), y la primera victoria electoral de peso para la oposición en 17 años”, advierte Wikipedia en su largo apartado sobre “Elecciones parlamentarias de Venezuela de 2015”, pero…El madurismo no es muy práctico en eso de interpretar la voluntad popular y al menos una vez por semana amenaza con restarle entidad y poder al Parlamento que ahora le vota en contra. De hecho la máxima instancia judicial del país, controlada por el oficialismo, acaba de invalidar las decisiones futuras de la Asamblea Nacional, en manos de la oposición.Otro claro ejemplo de que la interpretación es libre y que lo que se vota en las urnas no se reproduce siempre en la práctica. Una muestra más del divorcio entre los ciudadanos y la clase política.Por: Guillermo BaezPeriodista
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